Es por de todos sabido que México es el país más peligroso para ejercer el periodismo, y no es un dato que nos deba de enorgullecer, al contrario, es de preocuparse no poder realizar la carrera sobre un terreno libre de amenazas, una zona despejada de violencia y un ambiente sin abusos de poder; así como sucedió el siglo pasado cuando Salvador Novo escribió "A 8 Columnas", un texto que, desafortunadamente, está más actual que nunca porque al parecer, no hemos podido resolver esos problemas que tanto nos aquejan y los hemos arrastrados hasta nuestro días.
Más de 60 años que esta obra se llevó a cabo en La Capilla, el texto sigue igual de vigente, igual de poderosa, igual de impactante, igual de intrigante, de todo lo que (puede) pasa(r) entre las cuatro paredes de un periódico, porque a pesar de que hayan transcurrido varias décadas, hay asuntos que no cambian y el tráfico de influencias, es uno de ellos.
Desde que llegas a la sala del Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque, observas arriba del escenario, una recepción del periódico "El Mundo", una bandera de nuestro país, un librero antiguo, una máquina de escribir mecánica, mientras escuchas música de la década de los 50, y cuando está a punto de iniciar la obra, una voz en off, te traslada aquellas época del cine de oro, la televisión, la forma de hablar, la manera de vestirse, y esto, lo confirmamos en cuanto van apareciendo cada uno de los personajes de este espectáculo.
La puesta en escena, adaptada y dirigida por Fernando Bonilla, cuenta la historia de Carlos, un reportero comprometido con su trabajo quien obtiene su primera columna firmada, pero con este peso sobre los hombros tendrá que decidir entre su ética profesional o crear alianzas un tanto obscuras con sus jefes, quienes a su vez, poseen una relación muy estrecha con algunas cabezas del gobierno.
En la obra de teatro aparecen magistrales actuaciones de Luis Miguel Lombana, Sophie Alexander Katz, Alondra Hidalgo, Pedro de Tavira, Arnoldo Picazzo y José Carriedo, quienes están perfectamente bien dirigidos por Bonilla, a cada uno de ellos, les creí, poseen sus grandes momentos, tienen su personaje muy estudiado, y en definitiva, realizan un enorme labor. 
Pero a quien debo de aplaudirle más (y no es que los demás no lo merezcan, sino que he visto más de su trabajo) es a Sophie Alexander Katz, a quien ya respetaba desde hace algunos años, pero después de verla como una mujer de sociedad, que desde que aparece la amas, por cómo representa su papel, sus frases, sus actitudes, su manera de hacer reír el público; lo hago más, porque sus apariciones son como la pimienta en un postre muy dulce.
En definitiva, "A 8 Columnas", es uno de los textos más críticos que se le hayan hecho a la prensa mexicana, no sólo por lo que se proyecta en el escenario, sino por lo que se calla, por toda la corrupción que hay detrás de imágenes, de letras, de impresos que han maquillado a una sociedad llena de doble moral, de estereotipos, de presentar verdades a medias.
Tal vez esto les suene intenso pero tengo que subrayar que es muy divertida, no puedo dejar a un lado, la manera de proyectárnoslo ya que los tonos de los intérpretes, nos remite a personajes como "Pepe el Toro" y su respectiva "Chorreada", por mencionar a algunos, homenajes dignos de risa pero no por eso quita el dedo del renglón hacia el llamado cuarto poder.
Existieron dos detalles que considero que se deberían de revisar y considerar: una de las puertas del escenario, en ocasiones no cerraba bien, y ante este error, muchos aplaudimos a los actores la manera en que manejaron esta situación; y el olor a cigarro, mínimo prenden seis objetos contaminantes a lo largo de la obra, y podría entender que en aquella época donde no había una gran conciencia acerca de la nicotina aplicaba pero, ¿cambiaría mucho el desarrollo si eliminarían los pitillos?
Lunes y martes 20:00 horas
$150
DRAMATURGIA: Salvador Novo
ADAPTACIÓN y DIRECCIÓN: Fernando Bonilla
REPARTO: Luis Miguel Lombana, Sophie Alexander Katz, Alondra Hidalgo, Pedro de Tavira, José Carriedo y Arnoldo Picazzo