Sexo, Pudor y Lágrimas 2: "Existen tantas formas de amar"

Antes de ver la segunda parte, tuve que recordar lo que había sucedido hace casi 23 años con la película que se convirtió en una de las más taquilleras de nuestro país, y no es que fuera algo tan profundo, sucede que ya no me acordaba muy bien de lo que habían llorado, reído y pasado con los personajes de Susana Zabaleta, Mónica Dionne, Jorge Salinas, Cecilia Suárez y Víctor Hugo Martín.

Y es muy curioso, porque viendo aquel discurso, que se estreno en junio de 1999, entiendo mejor por qué se tenía que realizar "Sexo, Pudor y Lagrimas 2", ya no es una película de hombres le gritan a las mujeres, o la típica batalla de sexos, sino que va un poco más allá, la gama de conexiones que se puede tener hoy en día es infinita, dejando a un lado lo masculino o femenino y los estereotipos que (aún) siguen atormentando a la sociedad.

La historia mexicana continua cuando aparece Mateo (José Ángel Bichir), el hijo de Tomás, quien revivirá y desempolvará lo que ocurrió hace dos décadas, cuando su papá se suicidó en un elevador.

Además, un punto muy interesante de esta segunda parte son las caras que refrescaron y se sumergieron en una narrativa muy actual y podría decir, que hasta necesaria: Naian G. Norvind, Ximena Romo, Paco Rueda, Pierre Louis y Vico Volkova.

La historia escrita por Antonio Serrano y dirigida por Alonso Iñiguez, me sorprendió de una manera grata y confieso, no es por ser malinchista, pero las producciones mexicanas comerciales no hay brillado por su calidad ni la historia, mucho menos en las actuaciones; pero aquí se defiende, se percibe que sí hay una estructura, y tratan una verdad, en general, de casi dos horas, aunque yo le hubiera recortado varios minutos.

Siento que respetaron a los personajes que ya conocíamos, tal vez me brincó un poco la situación del rol de Víctor Huggo Martín, su personaje me perdió en los primeros minutos; o la gris participación de Cecilia Suárez, pero todos los demás, trata de existir una coherencia. Mónica Dionne creo que brilla sobre los demás, si trabajo es brillante, te lleva por una descarga de emociones desde que inicia hasta el/su final.

Y ni se diga de los "nuevos", que poseen historias muy particulares y hacen que exista un interés para conocerlos más, a mí me sorprendió Paco Rueda, es un personaje muy carismático, te enloquece y lo terminas adorando, por todo lo que dice, expresa.

Las "nuevas adquisiciones" son quienes dirigen este carro, de alguna manera, un camino que no sólo habla de relaciones interpersonales, también cómo asumimos nuestra sexualidad, nuestro rol en esta sociedad, además de la diversidad sexual e identidad de género.

Conversaciones, y temas que se hablan sin tapujos, sin vendas y que ya se ve un gran paso de lo que se observó hace algunos años, pero aún así, existieron escenas que se las hubieran ahorrado como el de una noche una serie de personajes está en una azotea disfrutando, viajando y conociéndose, que no enriquece a la historia.

U otro, como cuando aparece el personaje de Jorge Salinas, ¿en serio?, por obvias razones no explicaré qué sucede, a partir de ahí cae mucho todo, la participación estuvo de más, tanto como la barba taaan falsa que se cargaba. No era necesario, se hubiera resuelto de otra manera. 

Y como cereza del pastel, seré más que honesto, hay segundos que agradecí tan "bonitos detalles" a Paco Rueda, Pierre Louis y José Ángel Bichir, si la ven, ya sabrán de qué se trata.

Cuando hace más de 20 años las frases eran "El sexo es la llave del mundo" y "A coger y a mamar que el mundo se va a acabar" hoy se entablan palabras como "Tenemos miedo a estar solos", "No siempre fue una vagina" o "Yo no espero que seas fiel" y tal vez son expresiones aleatorias, pero que emiten mucho de lo que la historia "Sexo, Pudor y Lagrimas" nos pudo ofrecer.