El primer contacto que tuve con la muerte fue cuando tenía como cuatro años, pero, evidentemente no me acuerdo muy bien lo que sucedió con mi abuelo; así que se puede decir que el deceso de mi abuelita paterna ha sido la primera relación que tuve con quien a muchos le temen, otros la adoran y hasta existen unos cuantos que la retan.
Ese hecho que ha marcado mi vida y sin lugar a dudas ha sido uno de los peores de mi existencia, aunado al de mi abue materna, que ha sido la más reciente, desafortunadamente, sin dejar de mencionar al de mi querido amigo Tío Pollito, que aún me sigue pegando.
Recuerdo que antes de estos lamentables acontecimientos yo percibía la muerte como un poco lejana, como si nunca me fuera a rozar y estaba muy equivocado, nadie sabe cuando será su último segundo y la forma en que emitirá su último suspiro en este espacio terrenal.
En ocasiones, tengo mis días de curiosidad, me da cierta incertidumbre acerca de lo que habrá en el más allá, si realmente existe el cielo y el infierno o simplemente ya no serás más que un alma vagando por el mundo, o en su defecto, si reencarnarás en otro ser para combatir la vida como no lo hiciste en esta.
Los que me conocen sabrán que siempre he dicho que yo me iré al infierno digo, si es un lugar más divertido, donde voy a encontrar a la mayoría de mis amigos, convivir con ellos y disfrutar la vida la muerte.
Tengo que confesar algo, en ocasiones, quisiera dejar de existir por "x" o "y" situaciones que ahora no abordaré ya que no es el momento, pero sí, mi mente me juega muy sucio. Lo que sí diré es que prefiero mil veces ser incinerado a estar enterrado, no imaginaría estar encerrado en una caja para la posteridad, no me puedo imaginar estar “viviendo” en un simple ataúd y que mi cuerpo acabe junto a los gusanos o dentro de ellos.
Incinerado sí, pero dentro de un caja, ¿para qué?, no entiendo eso, ojalá mis cenizas se los lleve el mar, un río, una tubería, agua, ¡qué horror estar enclaustrado "para siempre"!, nunca he entendido eso y deseo de corazón no permanecer así porque se me hace perdida de tiempo y dinero.
Así que ya saben, no sé cuándo será mi último adiós lo único que sé es que no me gustaría ver a mis seres queridos vestidos de negro, por favor, no, ilumínenme con sus colores, me agradaría que estuvieran “engalanados” de verde, morado, amarillo, rojo, rosa, etc. para que yo no me “sintiera” extraño.
Lo que sí pido, y ese sería como mi último deseo, ¡por favor!, es que no me pongan textiles, no los necesito, ¡qué horror tener que vestirme en mi último día!, no podría, sería incoherente con lo que he sido, con lo que he luchado y con lo que siempre fui: nudista.