Sé de antemano que desde hace dos meses no actualizaba mi blog y estoy seguro que el relato de mi viaje puede ser un buen regreso por estos lares.
Sí, fue mi primera vez en Morelia y créanme que lo disfruté mucho, a pesar de que fui en plan laboral, me encantó la tranquilidad de la ciudad, lo buena onda de sus habitantes y el ambiente tan cálido que transmitían sus cientos de construcciones.
Les contaré: sucede que yo fui uno de los afortunados y ahora sí -lo remarco- los afortunados, que asistió a cubrir el FICM 2011 como prensa por cinco días; desde que llegue el lunes, observe una lugar bonito lleno de "aires calientes" que me hicieron sentir como en casa.
Inmediatamente me intalé en mi habitación la cual tenía que compartir con -ese entonces- un desconocido, y me fui a checar mi acreditación, los eventos y funciones que tenía que hacer durante mi estancia. Tengo que decir que una tablet, una libreta, una laptop, una grabadora, una cámara de video y una fotográfica además del calendario de eventos diarios, eran mis asistentes personales que no debía dejar ni a sol ni a sombra.
Cuando no tuiteaba, estaba en una conferencia, si no en una función o en su defecto escribiendo una nota para mandarla a la Ciudad de México para publicarla en el sitio web donde trabajo.
"Ni Héctor, ni Edgar, soy Miguel", fue mi respuesta cuando mi roomie entró esa noche y me saludó; y la aclaración fue debido a que en teoría ninguno de los dos tendríamos que estar ahí pero estuvimos, compartiendo la habitación 217, durante cuatro noches.
Después de platicar y actualizarnos un poco uno del otro, decidí dormirme "temprano" para levantarme casi a primera hora pues el chiste era ir lo más 'tempra' posible que se pudiera por nuestros boletos, por lo que el Cinepolis de Morelia a las 8:45 poco a poco se iba llenando de prensa, afortunadamente los días que estuve siempre fui de los primeros así que tuve el chance de escoger la movie que quisiera.
La verdad no me quería perder de algo pero era evidente que no podía estar en dos lugares al mismo tiempo, así que me relajaba y disfrutaba en donde estaba, sin presionarme y aunque todo quedaba muy cerca no podía cubrir, digamos, dos funciones al mismo tiempo.
Las horas y los días fueron pasando y llegó el jueves en la noche y tenía que conocer un antro gay, no me podía ir de aquella ciudad sin disfrutar de uno, y eso fue lo que hice, aunque esa noche estuvo muy relajada -según el dueño- me topé con algunos seres muy buena onda con los que platiqué, bailé y me divertí, nada más.
Todo lo que inicia, acaba y aunque durante mi estancia dormí muy poco y casi mal, ya que extrañé la cantidad de cobijas que hay en mi cama, y dormía como 4 horas aproximadamente, valió mucho la pena, ya que conocí a unas cuantos seres que me ayudaron en mi permanencia para qué nombrarlos si ellos saben quienes son.
La verdad, no me puedo quejar, fue un viaje laboral pero muy disfrutable, me hubiera encantado quedarme un par de días más pero no se pudo. Obvio, regresaré algún día, no sé cuando pero volveré para conocer un poco más de esta ciudad que me dio desveladas, risas, diversión y el conocer a gente súper interesante.
Les contaré: sucede que yo fui uno de los afortunados y ahora sí -lo remarco- los afortunados, que asistió a cubrir el FICM 2011 como prensa por cinco días; desde que llegue el lunes, observe una lugar bonito lleno de "aires calientes" que me hicieron sentir como en casa.
Inmediatamente me intalé en mi habitación la cual tenía que compartir con -ese entonces- un desconocido, y me fui a checar mi acreditación, los eventos y funciones que tenía que hacer durante mi estancia. Tengo que decir que una tablet, una libreta, una laptop, una grabadora, una cámara de video y una fotográfica además del calendario de eventos diarios, eran mis asistentes personales que no debía dejar ni a sol ni a sombra.
Cuando no tuiteaba, estaba en una conferencia, si no en una función o en su defecto escribiendo una nota para mandarla a la Ciudad de México para publicarla en el sitio web donde trabajo.
"Ni Héctor, ni Edgar, soy Miguel", fue mi respuesta cuando mi roomie entró esa noche y me saludó; y la aclaración fue debido a que en teoría ninguno de los dos tendríamos que estar ahí pero estuvimos, compartiendo la habitación 217, durante cuatro noches.
Después de platicar y actualizarnos un poco uno del otro, decidí dormirme "temprano" para levantarme casi a primera hora pues el chiste era ir lo más 'tempra' posible que se pudiera por nuestros boletos, por lo que el Cinepolis de Morelia a las 8:45 poco a poco se iba llenando de prensa, afortunadamente los días que estuve siempre fui de los primeros así que tuve el chance de escoger la movie que quisiera.
La verdad no me quería perder de algo pero era evidente que no podía estar en dos lugares al mismo tiempo, así que me relajaba y disfrutaba en donde estaba, sin presionarme y aunque todo quedaba muy cerca no podía cubrir, digamos, dos funciones al mismo tiempo.
Las horas y los días fueron pasando y llegó el jueves en la noche y tenía que conocer un antro gay, no me podía ir de aquella ciudad sin disfrutar de uno, y eso fue lo que hice, aunque esa noche estuvo muy relajada -según el dueño- me topé con algunos seres muy buena onda con los que platiqué, bailé y me divertí, nada más.
Todo lo que inicia, acaba y aunque durante mi estancia dormí muy poco y casi mal, ya que extrañé la cantidad de cobijas que hay en mi cama, y dormía como 4 horas aproximadamente, valió mucho la pena, ya que conocí a unas cuantos seres que me ayudaron en mi permanencia para qué nombrarlos si ellos saben quienes son.
La verdad, no me puedo quejar, fue un viaje laboral pero muy disfrutable, me hubiera encantado quedarme un par de días más pero no se pudo. Obvio, regresaré algún día, no sé cuando pero volveré para conocer un poco más de esta ciudad que me dio desveladas, risas, diversión y el conocer a gente súper interesante.