Las manos no me dejaban de sudar y hasta podría decirse que compartía esta transpiración con mi acompañante, quien con su risa nerviosa lograba ponerme más alerta de lo que iba a pasar. Mientras atravesábamos con pasos cautelosos un piso de madera que crujía cada vez que respirábamos, no podíamos dejar de mirar el busto que movía sus ojos rojos para darnos la bienvenida al Vampire Infestation.
Conforme ibamos avanzando, nos percatamos de que el castillo, que es habitado por la Condesa Elizabeth, es un sitio infestado de vampiros que en cualquier momento pueden aparecer. Por eso hay dos "sopas! o cierras los ojos para que alguien te guíe, o permaneces en un estado de alerta permanente.
Mientras conocíamos este singular hogar lleno de ataúdes y espejos, durante más de cinco minutos –eso depende de tu velocidad al caminar o tu nula capacidad para asustarte–, verás diversos verdugos, bestias, demonios, hombres lobo, vampiresas y, posiblemente, algo más.
Esto fue sólo el principio de muchos gritos, sudoraciones, llanto y un millón de sustos que emergerán al entrar a esta nueva atracción de Six Flags. sin dejar a un lado, el circo abandonado plagado de payasos diabólicos, un bosque encantado con seres de ultratumba, una expedición por un pantano singular y una peculiar carnicería.
Minutos después, una báscula de la carnicería Butcher nos dio la -sangrienta- bienvenida, pero no supimos para qué, hasta minutos después.
Cuerpos mutilados, refrigeradores y sangre por todos lados, hasta pedazos de carne, hicieron que abriéramos más cada uno de nuestros sentidos. Una recomendación, no toques todo lo que ves, porque podrías ser presa fácil de uno de los carniceros nada agradables.
Para divertirte mientras te asustan, y gritar hasta decir basta, lánzate a Six Flags a disfrutar el Festival de Terror. Ojo, yo que tú no iría sol@.