Un nudo en la garganta, mil emociones a flor de piel y unos ojos cristalinos fueron sólo algunas de las "consecuencias" que tuve al ver la recién estrenada obra del teatro del Centro Cultural Helénico, "Un Corazón Normal", producida por Horacio Villalobos y Pilar Boliver.
Tuve la oportunidad de disfrutarla el día del estreno con mi mejor amiga, a quien aquí entre nos, es CDC, sí, Cursi de Clóset y esto lo digo porque se conmocionó hasta las lágrimas (al igual que la mayoría de las personas reunidas en este recinto) y para que ella lo haga créanme que... Ok, ya no la "quemaré" más.
Y cómo no se iban a mover fibras con tremendo tema y la forma de narrar la aparición en 1981 del Sida en Estados Unidos que se ve inmerso en una telaraña de soledad, libertad de expresión, abuso de poder, homofobia, ¿les resulta familiar?
Es muy frustraste y triste que a más de 30 años de distancia del origen de esta mortal enfermedad, se siga preocupando por si se utilizó un póster en el cual se besan dos grandes actores, ¿es en serio?, en vez de preocuparse por los todavía mitos y riesgos de este virus que aún sigue matando miles de personas.
En definitiva, esta puesta en escena es más que una fotografía, es más que dos intérpretes tocándose los labios en una imagen que en pleno sigo XXI aún siga levantando ojos de asombro, críticas infundadas y odio extremo, cuando lo único que quiere hacer es levantar la voz acerca de lo que sucedió hace 32 años y exteriorizar que no hemos cambiado mucho.
"Un corazón normal" narra la vida la Dra. Emma Brookner, quien a su hospital han llegado decenas de pacientes homosexuales, enfermos de algo que nadie sabe qué es, pero los mata en cuestión de semanas; la especialista sólo sabe que la enfermedad se contagia por medio del contacto sexual, así que hay que convencer a los gays de Nueva York, famosos por su promiscuidad, de que dejen de tener sexo.
Y es aquí donde aparece Ned Weeks, interpretado por Hernán Mendoza, quien está hecho para el teatro, y en verdad aquí se nota, transmite su pasión, talento y sobre todo, compromiso ante este texto, nada fácil.
Pero el que me dejó boquiabierto fue Eduardo Arroyuelo, sabemos que es un buen actor, pero aquí no sólo lo confirma, puedo llegar a decir que es el papel más completo que ha tenido en su carrera.
Juan Ríos, Edgar Vivar y Claudio Lafarga son quienes complementan el elenco principal; pero obvio, no puedo dejar a un lado la interpretación de Pilar Boliver, quien como en su personaje de Brookner peleó contra corriente (de la mano de Villalobos) para que esta obra llegara a cartelera y hoy se hable de ella, a pesar de las piedras que tuvieron que patear en el camino.
Lo único que puedo criticar de una forma no tan positiva son las transiciones entre escena y escena, son muy lentas y hacen que pueda perder el ritmo, pero al final de más de dos horas de basta información, drama, frustración y lagrimas derramadas, vale la pena; aunque como en la década de los 80's aún siga habiendo esos ojos cerrados, homofobia y doble moral en el mundo.