El amor de Los Locos Addams

Todas las familias tienen sus peculiaridades, su forma de convivir, su manera tan singular de ser pero ninguna se parece a la conformada por Homero, Morticia, Tío Lucas, La Abuela, Merlina, Largo y Pericles, y esto lo saben muy bien Tina Galindo y Claudio Carrera, los productores de una de las obras musicales más divertidas que he visto.

A escasas semanas de concluir su temporada en el Teatro de los Insurgentes tuve la oportunidad de ver “Los Locos Addams” y créanme que fue un deleite tanto visualmente como auditivamente pero -creo- lo más importante, que fue un gran apapacho para el corazón con su fino sentido del humor negro, irreverencia y sarcasmo.

Los personajes amantes de la oscuridad, de convivir con sus ancestros y de disfrutar del uso de instrumentos de tortura mientras cantan y bailan son interpretados por Susana Zabaleta, Jesús Ochoa, Gerardo González, Gloria Aura, José Roberto Pisano, Raquel Pankovsky y Matías Gruener.

La trama que se desarrolla en medio de Central Park, en Nueva York, sitio en el que (re)descubrimos la residencia de los Addams, esa familia que no es nada normal pone en jaque mate la prueba del amor, ese amor que aunque muchos los puedan llegar a dudar vive en estos personajes tan emblemáticos.

La historia inicia cuando Merlina decide casarse con un joven fuera de los estándares de su exótica familia, planea una cena para recibir a sus parientes políticos pero el evento se vuelve un desastre cuando se conocen y tratan de convencer a sus respectivos familiares de abandonar la idea del matrimonio.

Zabaleta juega con la gran personalidad de Morticia para atrapar al espectador, sabe cómo hacerlo y es un deleite verla en el escenario, coqueteando como sólo ella sabe hacer; a su vez, Ochoa, aunque no tenga una gran voz para cantar y ni siquiera afinar, su interpretación y carisma para el desarrollo es indispensable, simplemente es un gran actor, que sabe hacer las cosas muy bien.

Cada uno de los artistas está al nivel de la obra: Aura, quien me sorprendió gratamente; Pankowsky es encantadora como la abuela; Pisano y Gruener no se quedan atrás, cada uno está al nivel del recinto que pisan.

Pero a quien le tengo que hacer una mención especial es a Marisol del Olmo, quien interpreta a la “suegra” de Merlina, un personaje que crece, poco a poco, la primera vez que la ves en el escenario hay un destello de lo que podría ser pero cuando finaliza la obra es una luz que ilumina a metros de distancia.

Cabe mencionar que el espectáculo que posee una buena escenografía, y coreografía divertida, lanza en ocasiones referencias propias del contexto mexicano.

A lo largo de más de dos horas y media, la puesta en escena está llena de números musicales, pero uno de los más especiales fue el interpretado por el Tío Lucas, personificado magistralmente por Gerardo González, con su "amada", créanlo o no pero hasta me hizo llorar. ¡Verdaderamente disfrutable!

Y ahora les digo como dice Homero al iniciar la función de la obra adaptada por Jesús Guzmán: “Acérquense todos los miembros de la familia: vivos, muertos e indecisos y celebremos lo que significa ser un Addams”.

Tip: Los boletos son uno de los más costosos, a pesar de que el espectáculo lo vale, les recomiendo que se lancen el viernes o jueves, ya que a comparación de los fines de semana son un poco más baratos.