Dice mi papá que hay que saber ser agradecidos en este vida (y yo, le agregaría, en todas las demás también), y considero que yo lo he sido, lo sigo siendo y trataré de hacerlo con cada una de las cosas que me han tocado y con cada una de las personas que me han dado su mano, su apoyo, su confianza.
Y lo digo hoy, a kilómetros de mi casa, a minutos, horas, que se termine este año, Gracias a Dios, que si algo (re)aprendí fue eso. Agradezco con toda mi alma a ese ser supremo que no me ha soltado, quien ha seguido ahí iluminando para no caer, para seguir adelante a pesar de todo, de todos, que me bendijo desde el inicio de año hasta estos momentos, y la más importante es, seguir vivo y con salud.
Gracias a mi familia porque seguirán siendo mi pilar, mi fortaleza, mi energía, mis cimientos, mis padres que son mi gran motor; mis hermanos que cada día me sorprenden más; y sobre todo ese ser que llegó a nuestras vidas hace casi tres años que a su corta edad me ha enseñado muchas cosas y me ha dado una luz que nadie me ha podido regalar.
Gracias a mis amig@s, a quienes sí les puede nombrar de esta manera, les agradezco porque en situaciones realmente complicadas, suicidas, estaban ahí con palabras, acciones, hechos, con su presencia. Hubo gratos reencuentros, otros distanciamientos, y así es este camino, así tuvieron que ser las cosas, las personas están o no están, así de fácil. Aquí no hay medias tintas. Están donde quieren/pueden/desean estar.
Es por eso que le agradezco a mi Dios por haberme puesto seres en el camino que han dejado huella (y lo siguen haciendo); quitado otras para abrir más los ojos en mis decisiones; lanzado piedras (de todos los tamaños) en el camino, y al final darme las lecciones que he tenido que aprender.
Tal vez para mí es muy difícil no ver hacia atrás pero lo hecho, con sudor y sobre todo con lágrimas, cerrar los ojos y de nuevo ver hacia adelante, cual debe ser, siendo feliz, no importando cómo, sólo serlo.
Grandes lecciones como "Ni todo el amor, ni todo el dinero", ok, todo el amor sí, porque hasta eso aprendí muy bien, a darlo sin importar nada, a brindarlo, no temer de los sentimientos porque para eso estamos aquí, ¿cierto?; pero el aspecto monetario es otra cosa y no porque éste sea parte esencial de mi vida pero de alguna ya me cansé de estarlo regalando, a quienes les importa un bledo, así de sencillo.
Gracias 2015, sin duda, no fuiste un año perfecto pero sí lleno de aprendizajes, y tengo que decir que tampoco de mis favoritos pero te agradezco la enorme huella que dejaste y el jalón de orejas que me diste para seguir con mi renovación, con mi metamorfosis, diaria.
Gracias 2015, no tengo otra palabra para expresar lo que me diste y me quitaste. ¡Gracias!