El
amor de pareja sí existe y no sólo lo creo, lo confirmo, tal vez en el algún
momento de mi vida lo dudé pero hoy estoy seguro de que es así y "Wenses
y Lala" lo demuestran de una forma EXTRAORDINARIA (sí, con
mayúsculas), una obra de teatro entrañable, sensible, emotiva, sincera y
atascada de gratos momentos, así como muchos quisiéramos tener una relación.
Ingresando
a la sala de La Teatrería observas a Mariana Cabrera (o Teté
Espinosa) y Adrián Vázquez en el escenario sentados sin
emitir ni una sola palabra, en una banca de madera, observando cómo va llegando
la gente y aquí es donde se da la primera interacción que poseen con el
público, detalle que se agradece porque poco a poco nos invadimos de sus
personalidades, preguntándonos (o bueno, yo lo hice): ¿qué les pasa por su
mente mientras están ahí?, ¿qué pensarán de nosotros?
La
puesta en escena dirigida y escrita por el mismo protagonista nos muestra a una
pareja que recapitula la trayectoria de sus vidas (juntos) y encontrar el
sentido de éstas, un viaje interminable en busca de sus raíces pero sobre todo
del amor, ese que tuvieron desde que eran niños pero al paso del tiempo se fue
incrementando hasta llegar a ser infinito, literal.
Dos personajes que se vuelven inolvidables: ella es
un caramelo, una mujer vivaz, sumamente entregada, parlanchina y que siempre
lleva una sonrisa desde
que la ves, desde que te ve, descubres su fragilidad y al mismo tiempo su
fortaleza. Por su parte él, es un
tipo tímido de gestos duros, con una mirada penetrante, apasionado, valiente,
quien posee muchísimas gesticulaciones pero se le complica encontrar las
palabras para emitir sus sentimientos.
De
alguna manera, te enamoras de ambos personajes perfectamente delineados que
poseen una energía tan perfecta que su interacción ante sus observadores es
única y podría decir que magistral, no sabría que pasaría el uno sin el otro,
que sí, ambos tienen defectos como tú, como yo, pero eso es lo menos
importante, lo sobresaliente es la manera en que narran sus vivencias.
Y aunque como ellos mismos dicen, no son de lágrimas, de lágrimas
fáciles, nunca lo han sido, aunque a mí me las hayan sacado, en varios
momentos, que al igual que risas al por mayor. Porque, prepárate, seguramente
vas a llorar pero también reirás, de una mueca, de una sencilla acción, de un
par de palabras.
Creo
que el único “pero” que le pondría es su duración, me encantaría conocer un
poquito más pasajes de sus vidas, juntos; de conocer todavía más de otros que
hayan tenido, te quedas engolosinado de saber más de esta relación.
No se necesita de mucho más que de un vestido de novia, sombrero, botas, una banca de madera y dos grandes actuaciones para recrear su campo y que el público salga satisfecho de una obra que posee todo el corazón para celebrar nuestra existencia y lo realmente importante de la vida.
No se necesita de mucho más que de un vestido de novia, sombrero, botas, una banca de madera y dos grandes actuaciones para recrear su campo y que el público salga satisfecho de una obra que posee todo el corazón para celebrar nuestra existencia y lo realmente importante de la vida.
Si
el inicio de "Wenses y Lala" es una gloria, el final es
sublime, sin duda alguna es una de las mejores obras que he visto, por todo lo
que proyecta, por todo lo que te deja, por todo lo que te mueve, esta ficción
es más real que la vida misma, es amor puro, aquel
que ni la muerte impida seguir, y en definitiva “El amor sí
existe”.
"Pero tú estás, aquí, conmigo"