Loco por Susana Alexander

Realmente no me acuerdo cuándo fue la primera vez que la vi en escena, que la topé en la televisión o vi algún anuncio sobre de ella (con o sin sus perros), lo único que sé es que cada vez que he tenido oportunidad de disfrutarla no tengo duda, lo hago y este fin de semana disfruté a Susana Alexander por partida doble, en el cine en "El cumpleaños de la abuela" y en el teatro "Locos por el té".

A ella la he ido a ver a varias obras, no tantas como me encantaría, pero las que más he disfrutado han sido dos "Yo soy una buena madre, abuela y suegra judía" y "Dios, ¿sigues ahí?", una gloria que valdría la pena volver a montar porque en ella se aborda un tema muy difícil y la intérprete mexicana lo logra de una buena manera, nos lleva a la reflexión dejándonos un nudo en la garganta mediante risas tímidas y lágrimas en los ojos.

Años de carrera la avalan y más allá de eso, ha sabido cómo estar en los proyectos correctos para hablar de diversos tópicos, sobre la vejez, de la niñez, de la familia, del cáncer, de la vida. Y actualmente, del teatro, en la obra de Ocesa con quien comparte créditos con Cecilia Romo, Claudia Nin y Jack Duarte, por mencionar algunos.

A lo largo de casi dos horas disfruté de una narrativa en la cual se retrata las complicaciones que surgen al montar una obra clásica donde conviven una diva, actores inexpertos, directora extranjera, pero que al final tienen que hacer lo posible para que en el estreno de la obra quede perfecto.

La puesta en escena se divide en dos partes, me agradó más de la mitad hacia el final, hay más ritmo, me atacaba de la risa y existía más sencillez, aunque obviamente tienes que ver la primera porque se explican situaciones que verás después.


Me doy cuenta todo el respeto que tiene Susana por este arte, que ha hecho, actuado, dirigido, escrito y si bien este papel no está a la altura de la gran actuación que puede ofrecer, es la única que brilla desde el inicio hasta el final. Ella es una joya aunque la historia para mi gusto no lo es tanto.

Por otro lado, también la vi en una filme dirigido por Javier Colinas que se estrenó el primer día de este año y que tenía muchas ganas de verla por el simple hecho que iba aparecer esta artista que admiro y respeto.

Tal vez no sea el largometraje que redefinirá el rumbo del séptimo arte o sea un tema que no se ha abordado anteriormente pero lo que sí es, es un producto en el cual te divertirás, te reirás y te dejará con un grato sabor de boca durante el onomástico de una abuela irreverente, imprudente, que dice lo que piensa sin importar las consecuencias de sus palabras pero siempre mostrando su amor por su familia.

Durante este festejo, los cuatro hermanos se enteran de que su padre, un tipo borracho e irresponsable, ha encontrado el amor y ha decidido cambiar su vida, esta revelación llega durante un fin de semana en Cuernavaca cuando la vida de ellos atraviesa su peor momento.


Todos los actores tienen bien trabajado su papel sin llegar a calificarlo de extraordinario pero Rodrigo Murray está adorable, es vulnerable y realiza su personaje de la mejor manera; no puedo decir nada negativo de Tiaré Scanda ya que su energía en sus palabras y silencios dicen mucho de ella; pero sobre todo Susana Alexander, está para chuparse los dedos. Simplemente genial, su interpretación está exacta, llena de comicidad, llena de amor, llena de verdad.

Ella es enorme en pantalla pero es más grande en el escenario y eso le agradezco a la vida haber disfrutado a la gran actriz, la cual me la puedo comer, cada gesto, cada mirada, decía algo y lo mejor de todo es que habrá una secuela que tendré que ver en unos meses, porque (spoiler alert) la abuela contrae matrimonio.

En verdad, sólo tengo aplausos de pie hacia ella. Me agrada, en la entrevistas que la he escuchado, en cada uno de sus trabajos, no tengo más que agradecer por dar el corazón en cada uno de sus proyectos que he visto.

Y sí, también este pequeño homenaje se la dedico a mis dos grandes abuelas, quienes he admirado, amado y tal vez sí, tienen un poco de este personaje pero al final el amor ha estado, está y estará.