El sabor amargo de Las Aparicio

Hace más de cinco años empecé a ver “Las Aparicio”, esta maravillosa serie que sin duda alguna marcó la historia de la televisión mexicana, le guste a quien le guste, por la historia, la estructura de la emisión, las grandes actuaciones y sobre todo por la verdad que contenía, los personajes estaban muy bien perfilados y era coherente, detalle que hace mucha falta actualmente.

Para refrescar la memoria y disfrutar la historia desempolvé mi boxset y me dispuse a ver una de mis series favoritas, la cual no tiene desperdicio, es como un dulce que se disfruta de principio a fin, desde el ángulo que la percibas te deja una gran huella, es una serie con una tremenda crítica social, sexual, política, familiar, personal; pero esto no sucede en la pantalla grande, desafortunadamente.

Una historia que contextualiza el papel de la mujer, la diversidad sexual, la igualdad entre géneros, los juegos del poder, los abusos del gobierno, la violencia intrafamiliar y cientos de temas más que trasladados al séptimo arte se queda en el intento, no aporta nada para que sea un cierre mejor que el de la transmisión de octubre de 2010.

La ópera prima de Moisés Urquidi nos lleva de regreso a la vida de Rafaela Aparicio y sus tres hijas, reunidas en su hacienda familiar en Xico, Veracruz, esta vez para dar a conocer el origen de la maldición que provoca que enviuden y que no puedan tener hijos varones.

Pero esta premisa se diluye desde que empieza el filme, lo sientes ajeno, lo sientes débil, el ritmo es lento, no te enganchas con las pequeñas historias que te van mostrando, se percibe como si fueran varios subtramas y no un relato de principio a fin. Decir que es una floja adaptación cinematográfica es muy poco, porque este producto daba para muchísimo más.

Un punto grave, mejor dicho, error y con letras mayúsculas, fue haber metido al filme dos actrices interpretando a personajes principales y no, no estoy en contra de ellas simplemente para quienes seguimos día a día esta producción de Argos, es muy complicado, sino es que imposible, quitarnos la imagen de Gabriela de la Garza y Ximena Rubio, como Alma y Mercedes, respectivamente, para ponernos a Ana de la Reguera e Iliana Fox.

Desde que supe lo anterior, sospechaba que el filme no iba por buen camino porque lo que las originales interpretaron hace ya seis años, fue algo extraordinario, se nota que fue muy complicado llenar estos zapatos y no me convencieron, les costó gran trabajo y el resultado lo demuestra. Además, otro personaje de esta columna vertebral y que de alguna manera extrañamos por la forma de relatarnos lo que iba sucediendo en la familia, fue Lourdes Villareal quien interpretaba a la Nana Aurelia pero en esta ocasión no fue ella y eso, en definitiva se vuelve raro no oír sus comentarios.

En la serie de 2010 cada uno de los personajes estaban muy bien definidos, poseían varias aristas y seguro, de alguna manera, te identificabas con alguien mostrado en pantalla pero aquí no sucedió, perdieron fortaleza y esa naturalidad que se percibió de principio a fin.

Si hay algo que rescatar de este largometraje fueron las grandes actuaciones de Tenoch Huerta, Damián Alcázar y por supuesto, la de María de Carmen Farías quien trata de "rescatar" a Rafaela a pesar del guión, realiza un enorme trabajo e intenta de ser coherente con este personaje que en la serie nos envolvió por su carácter, por su poder, por su humor.

Un punto muy aparte es Eréndira Ibarra a quien se le ve un crecimiento total, sin duda es una de las grandes actrices que posee México y se agradece haber hecho de Mariana, ese personaje que ahora es memorable y fue uno de los grandes aciertos de la serie.

Y tal vez mis expectativas eran demasiado altas porque lo que la historia me marcó como a cientos de personas, hoy se desvirtuó y me atrevo a decir que si fuiste fan de esta gran serie producida por Argos no vayas a verla, yo hice caso omiso y aquí mi gran decepción, me hubiera quedado con una gran sabor de boca de la serie de 120 capítulos a uno amargo como lo acabo de experimentar.