Twitter oficial |
Una de las cosas
maravillosas que hay en la vida, o al menos en la mía, es el teatro y no me
refiero a que actúe, produzca o dirija alguna obra, y mucho menos a los inconscientes hijos de su &?;"%!* que no apagan su celular mientras dura una función; sino que disfruto al máximo la
experiencia de ver una puesta en escena que te puede dejar huella, mover de pies a cabeza, y esto fue lo que me sucedió con el texto escrito por
Duncan MacMillan y Jonny Donahoe.
Al mismo tiempo que se ingresa al Foro
Lucerna, para ver el monólogo dirigido por Sebastián Sánchez Amunátegui, entra Pablo Perroni, a quien este espacio lo ha acobijado en varias ocasiones como en "Aquí y ahora" o "Sólo quiero hacerte feliz", mismo que fungirá de
automóvil, de casa, de biblioteca, de hospital. Esos lugares que marcaron
la vida del protagonista para bien...y para mal.
No hace falta gran escenografía, más
que una silla, una mochila, una gran actuación e iluminación para recrear enormes momentos de la vida
que este personaje nos regalará conforme va creciendo, madurando, redescubriendo el mundo y percibiendo “Puras
Cosas Maravillosas (Every Brilliant Thing)”.
El texto cuenta la historia de un
hombre quien a sus siete años está en el hospital, luego de que su mamá intentó
cometer suicidio debido a una gran depresión; él, a manera de ayuda, empieza a hacer una lista de lo que a su edad es lo mejor de su
existencia, sin darse cuenta que ésta lo va acompañar durante toda
su vida.
Un helado, el color amarillo y montañas
rusas fueron las primeras cosas en la lista que empezó a escribir el 9 de enero
de 1983, y, por más insignificantes que pareciera, lo hacían infinitamente
feliz y que lo siguieron (y crecieron con él) a lo largo de su universidad,
noviazgo y matrimonio para hacerlo enfrentar a sus propios demonios.
Éste discurso con un solo
actor posee una recurrente participación del público para que el personaje de Perroni nos comparta las
historias memorables que vive al lado de un veterinario, su papá, la maestra de
la escuela, un profesor universitario y su novia.
Twitter oficial |
Con un poco más de una hora de
duración, observamos cómo trastoca a una persona la depresión materna de una manera, digamos, silenciosa, pero los resultados en el público no son nada sigilosos, al contrario, las risas y carcajadas dejan un grato sabor de boca, para que al final de la puesta en escena empieces a crear , al menos, mentalmente tu misma lista de “Puras Cosas Maravillosas”.
"1642, decirle a una persona tus sentimientos con una canción"