Foro Shakespeare |
Y aunque desde la primera temporada moría de ganas de asistir al Foro
Shakespeare para disfrutarla pero, por cuestiones del destino y rebeldía del
tiempo, no fue hasta este año que lo logré y la espera valió mucha la pena
porque goce desde la primera fila de una historia nada fácil de contar porque
si las relaciones humanas per se no son nada sencillas, imagínense las
familiares, menos aún.
Y estoy de acuerdo, éstas deberían ser más claras, naturales porque finalmente
son las personas con las que creciste, maduraste, tropezaste, pero por esto
mismo tienen todas las herramientas para pisotearte o brindarte una mano, y
esto lo saben muy bien los cinco hermanos de esta singular familia escrita por
David Desola.
Tras la muerte de su padre, el quinteto se reúne en la terraza de la
casa de la playa que los vio nacer, con el fin de decidir si vender o no una
imagen de su progenitor salvando a una niña de morir ahogada, a una reconocida
empresa multinacional de bebidas gaseosas, léase Coca Cola; pero con este
reencuentro, los enredos y mentiras saldrán a flote para que ellos firmen o no el contrato millonario.
Pero no es tan fácil, la playa de Veracruz es testigo de la bomba que está
a explotar, ¿las razones? la muerte de un padre, la comunicación que tuvo éste
con cada uno de ellos, las ambiciones, los secretos que emergen cada minuto
desde que inicia la obra, la ideología; pero todo esto es lo de menos, lo importante es cómo se
van moviendo las piezas del rompecabezas lleno de resentimiento, envidia, hipocresía e indiferencia.
Cada uno de los personajes van caminando de la mano con sus deseos más
profundos, pero también de aquello que creen que es lo correcto sin importar
qué precio pueden pagar, de enfrentarse
uno a uno, y si es necesario también formar alianzas en medio de gritos, envidias y
burlas y muchas veces, sin saberlo, van por la vida destruyendo otras.
La premisa pudiera sonar a un drama cortavenas que hará llorar hasta las
mismas piedras pero no, su humor tan negro hará que te rías porque te familiarizaste
con alguna contexto, recordaste algo que te sucedió o simplemente por la
sencillez de las situaciones. Ésta es sin duda una de las mayores virtudes del enorme trabajo del director y adaptador, Fernando Bonilla.
Sergio Bonilla construyó a consciencia a Ramón, la ideología de éste y
se percibe cómo lo trabajo y no sólo a su personaje; por su parte, Mariannela
Cataño la he visto en un par de ocasiones y vuelve a sorprenderme gratamente,
es un placer disfrutarla en el escenario; y en cuanto a Eugenia Arriola, es la
primera vez que la veo y al inicio de “No se elige ser un héroe” no pensé que pudiera
revolucionar su interpretación como lo realizó, un gran trabajo.
Sin duda alguna, Itari Marta brilla en el escenario, su personaje (Luz, lo alterna con Verónica Merchant) lo amas desde
el inicio, ¡me encantó!, quizá ella es la eje de la historia por su sentido del
humor, por sus caras, por sus palabras; pero no puedo decir lo mismo de Rodolfo
Arias, en contraste con sus compañeros, su actuación no me convenció del todo,
lo sentí en otro ritmo, no creí su diálogo, hasta los nervios le veía a escasos
metros de distancia.
Otro detalle que no me gustó, pero pudiera entender de alguna manera,
fue ese ciclorama que está ahí desde que se entra a la sala, que se remite al pasado
a un época de decadencia tal y como lo están viviendo los integrantes de esta
familia; y al mismo tiempo, creo, denota la "felicidad familiar" típica de la publicidad
del ya famoso refresco.