Casi un año después de que el Teatro Telcel se convirtiera en una verdadera sabana africana, que "El Rey León" emitiera su primer rugido en nuestro país, y a más de 300 representaciones que Carlos Rivera empezara su reinado en tierras aztecas, tuve que ver esta grandiosa puesta en escena porque simple y sencillamente no podría (y mucho menos, quería) disfrutarla sin el originario de Huamantla.
Porque antes que inicie la gira de su más reciente producción discográfica, "Yo Creo", era necesario verlo, escucharlo, gozarlo en escena y apreciar lo que lleva haciendo durante varios meses, no sólo en México sino que también en España, donde triunfó en más de 700 funciones.
No hace falta que diga que el protagonista es un verdadero rey, ¿o sí?, aunque el mayor crédito es de él, no puedo dejar a un lado a cada uno de los que actúan en este escenario, en realidad, es enorme el trabajo y eso se percibe en cada uno de los números montados, de las interpretaciones, de lo plasmado en aquel recinto.
Desde el opening te quedas con cara de OMG! y la "piel chinita" gracias a cada una de las notas musicales, las decenas de animales que te aparecen por todas partes, literal, actores que dan todo de sí para llevarte a viajar a otro mundo en el cual un león cachorro huye de su tierra a la muerte de su padre, Mufasa, a manos de su tío, Scar, quien le hizo creer que de él había sido la culpa.
Lo primero que me extrañó
fue ver a Rafiki quien de la noche a la mañana se volvió hembra,
así es, todos tenemos esa imagen memorable de la película pero conforme pasaron
los minutos eso pasó a segundo plano ya que la energía que posee Shirley Hlahatse nos
envuelve en un universo femenino a través de su radiante voz, fue un enorme placer disfrutar
su participación.
Tengo que hacer una
mención muy especial a Sergio Carranza y Alfonso Borbolla quienes
realizan a Pumba y Timón, respectivamente, de una manera extraordinaria, su
picardía en cada línea o comentario se llevan las palmas, risas y podría decir
que son lo más adorable de la obra. Ambos tienen una chispa incomparable
que no cualquiera podría lograr.
No podría dejar de
mencionar a quienes realizan a Nala y Scar, Fela Domínguez y Flavio Medina, respectivamente, están de lujo, han estudiado su personaje a la perfección, sus movimientos, sus espacios, sus entonaciones. Sólo
podría decir: ¡Muchas felicidades!
Y hasblando de felicitaciones, cómo no hacerlo a Rivera, a quien no había visto en teatro,
ni en "Bésame mucho", "Orgasmos, el Musical", "Mamma
Mía!" ni en "La Bella y la Bestia", y sí, tal vez estuvo mal no
haberlo disfrutado en estas obras pero créanme que con "El Rey León" quedo más que satisfecho, su voz, actitud, desarrollo escénico. Cuando aparece al final del primer acto, todo el mundo lo ovaciona y no
es en vano, ya que a lo largo de la historia demuestra el porqué está ahí.
Creo que lo único que no
me gustó fue el niño que interpretó a Simba, no le creí nada, era muy plano, su energía no era
el mismo que el de la niña Nala, ella es adorable y sobre todo convincente, sus argumentos eran muy naturales.
La música en vivo es la
guía perfecta que a manos de Armando Manzanero y Aleks Syntek, quienes fueron
los responsables de adaptarla y traducir cada una de las canciones español;
hacen que la historia se te quede marcada, claro sin dejar a un lado, la
aportación de la cultura africana con palabras y frases en zulú.
Es de esta manera que podrás escuchar canciones como “El ciclo vital”, “Yo quisiera ya ser el rey”, “Listos ya”, “Tierra gris”, “Hakuna Matata” y en especial,“Están en ti” es uno de los momentos más emotivos de la obra, las luces que brillan en el escenario te hacen creer que verdaderamente hay estrellas, te inundas de esa magia que sólo el teatro te podría dar.
No puedo no recomendar la
puesta diseñada por la realizadora escénica y cinematográfica Julie Taymor, la
coordinación de cada uno de los animales es impresionante, desde la
manipulación de los elefantes hasta la agilidad de las chitas, pasando por las
aves y las jirafas; es una gran experiencia que deben de vivir, claro, antes
que se despida el verdadero rey.