En la Ciudad de México hemos tenido muchas noches lluviosas, días nublados, pero también algunos con demasiado sol, esos que el astro rey alumbra para que una pareja se separe y con la misma intensidad para que dos desconocidos se conozcan, se atraigan, se gusten, se unan, se enamoren aunque no tengan nada en común, aunque sus contrastes sean mayúsculos tanto que sea una de las razones de permanecer juntos.
Y suele suceder así, polos opuestos se atraen, tal y como les sucedió a los dos protagonistas de "Un Día Nublado en la Casa del Sol" quienes deciden vivir juntos como pareja a pesar de ser completamente diferentes entre sí pero donde el amor sobre pasa las circunstancias; y toman esta decisión no sin antes Marco (Daniel García) declararle a Luis que es seropositivo, esperando que él se vaya; sin embargo, éste (Bruno Gamaliel) decide quedarse a su lado para luchar por el amor... y por la vida.
La obra que se basa en el texto del autor Antonio Algarra aborda sobre todo dos tópicos, por un lado vemos las complicaciones que conlleva tener la enfermedad en un contexto donde hay amor entre una pareja y finalmente ambos saben que su futuro es completamente incierto, pero ¿cuál no lo es?, nadie tiene la vida comprada, nadie sabe si despertará mañana, si tendrá a un lado a su ser querido, si ya no abrirá los ojos para ver el arcoiris o sentir la lluvia.
Y por el otro, la puesta en escena del Foro Shakespeare aborda la problemática de Dora (Yaneli Rodríguez), una madre que le cuesta aceptar que su hijo no es lo que soñó, que es homosexual y que prefiere no tocar el tema, ver para otro lado, a aceptar las preferencias de Marco. Una mamá sobreprotectora que refleja cómo sin importar lo alejado que está su hijo de sus ideales, sabe que lo ama y que siempre estará a su lado.
Y tengo que ser honesto respecto al trabajo de la actriz, cuando salió a escena no le creí que era la progenitora, parecía la hermana de ellos, se ve de la edad de la pareja, las primeras escenas a pesar de que ella se mete en su papel es muy difícil por lo joven que es pero de la mitad al final, se la compré todita, gran interpretación, su trabajo merece mil aplausos y nos deja un sello lacrimógeno.
El trabajo de ellos no tengo que "reprocharles" nada, son intensos cuando lo tienen que ser, juguetones, sensibles, la forma de llevar sus personajes fue interesante, muestran sus miedos, ideales, intereses, aunque me hubiera gustado conocer un poco más de la vida de Luis, un poco más de la interacción que posee con Marcos, más contenido, ya que en ocasiones se percibía como un poco superficial.
El trío posee buen trabajo actoral que nos lleva a sentir afinidad por los personajes logrando transmitir desde el temor a la vida hasta el miedo a la muerte, pasando por la incertidumbre del amor.
Que sí, en efecto, hay ciertas aspectos que no me gustaron como el ritmo, en ocasiones parece muy lento, sobre todo las primeras escenas; el juego de iluminación, en ocasiones fallaba y la herramienta audiovisual es buena, aunque para mi gusto, se pudieron ahorrar, tal vez la parte de la película que observan, me pareció muy plana, hasta cuando llega la madre (y ya no diré más para no spoilear).
Las dos últimas escenas son desgarradoras, muy fuertes, las interacciones entre los personajes son crudas, y muy emotivas; la dirección y el trazo de cada uno fue exacto, me gustó. La evolución del personaje de Marco es bien llevada, a pesar de la apariencia que proyecta, está lleno de amor, de ternura, entregado en cuerpo y alma a su pareja y eso es la bandera del barco de la esperanza.
Pero que en general, la disfruté mucho, la recomiendo, abre la puerta para que tu mejilla quede mojada y no precisamente por la lluvia que cae. Una obra reflexiva y valiente, pero sobre todo llena de amor, por ese sol que siempre saldrá estemos o no estemos ya que como dicen por ahí: "No todo en la vida es eterno, ni el amor, todo se va en un abrir y cerrar de ojos".