Largos meses de espera tuvieron que transcurrir desde el día que me enteré que el proyecto "Conejo Blanco, Conejo Rojo” estaría en La Teatrería y compré los boletos, hasta la noche de hoy, que por fin pude ver la obra estelarizada por única ocasión (y me siento afortunado de haber estado ahí) por una de mis actrices favoritas: Mónica Huarte.
Me preguntarán, ¿por qué decidí verla con ella? Y la respuesta pudiera ser muy simple y compleja a la vez. Porque me encanta lo que realiza la intérprete, tanto en el cine, televisión y sobre todo teatro, y no es que haya visto todo pero desde que la descubrí, he observado como cada vez está mejor en cada proyecto en que participa y eso yo lo aplaudo de pie.
Esta vez no fue la excepción, ella desconocía el guión, no sabía lo que le deparaba el destino, sólo se le veía muy emocionada al abrir el sobre blanco que le otorgó José Manuel López Velarde al inicio de la función. Ninguno de los actores que se “arriesgan” ante esta obra la puede ver ante de ser los protagonistas de la misma, y ni siquiera pueden volver a presentarla porque el misterio y la sorpresa son fundamentales.
La mexicana de 40 años, escuché por ahí que esa era su edad (y de muy buena fuente), que ha participado en películas como “Cansada de besar sapos” y “Efectos secundarios” o en obras extraordinarias como “Constelaciones” y “Lobos por corderos” posee una simpatía que contagia, un angelote que ilumina, una gran sensibilidad y un talento nato; y estos elementos estuvieron en todo momento mientras leía lo que contenía el guión.
Me encantaría poder platicarles de qué se trata exactamente la puesta en escena pero no puedo, simplemente porque de alguna manera realicé un voto de silencio al igual que más de un centenar de asistentes que estaban ahí para que no se perdiera esa magia ante futuros espectadores. Así que...¡sin spoilers!
Lo único que puedo decir es que el autor iraní Nassim Soleimanpour escribió esta peculiar historia en 2010 cuando tenía 29 años y se encontraba en una represión sin poder salir de su país, sin poder conectarse al internet -aunque encontró la forma eventualmente de comunicarse con el mundo- y plasmó en este texto su deseo de viajar…. ¡y vaya que lo logró!
Cabe mencionar que en la obra de los “conejos”, han estado figuras como Irene Azuela, Cecilia Suárez, Ludwika Paleta, Luis Gerardo Méndez y Ximena Sariñana pero se espera la participación de Susana Zabaleta, Juan Manuel Bernal, Osvaldo Benavides y Regina Orozco, por mencionar algunos.
Esta propuesta experimental que ha sido traducida a más de 20 idiomas, no necesita un director para interpretarla y estoy seguro que de todas las noches que ha estado la obra en este lugar de la Roma, el de Mónica Huarte fue muy especial, lo hizo de maravilla, al principio se le veían sus ojos llenos de incertidumbre pero sobre todo emoción, esa de querer saber qué sucedería pero a lo largo de los minutos, las palabras que emitía eran mágicas porque pudieron llevar desde el llanto hasta la risa.
Gracias Mónica por mostrarnos tu chispa y porque al menos ya puedo decir que estuve en el escenario contigo ¡y eso no cualquiera puede experimentar!; gracias José por traerla a nuestro país y compartirla; gracias Nassim por la fortaleza y vivacidad en cada una de tus palabras; gracias vida porque tengo libertad y emociones que transmitir.