Vis a Vis: El crimen se viste de amarillo

Ya había visto un par de programas acerca de prisiones femeniles y lo que ocurren ahí, por lo que “Vis a Vis” de primera instancia no me llamó tanto la atención pero por causas del destino, observé el primer capítulo y me agradó pero no me enganchó del todo, hasta que disfruté el segundo y a partir de ahí, mi adicción por la serie escrita por Iván Escobar se apoderó de mí y me dejó después de 24 capítulos llenos de corrupción, abusos, relaciones tóxicas, peleas y un sinfín de hechos, que como siempre, la realidad siempre supera la ficción.

La historia aborda las vivencias de Macarena (Maggie Civantos), una joven ingenua que, por amor a su jefe, comete varios delitos de manipulación y malversación de cuentas en la empresa en la que trabaja. Es descubierta y recluida en la cárcel Cruz del Sur de forma preventiva y es aquí donde tiene que aprender a adaptarse y enfrentarse a sus compañéras, quienes por cierto, no todas son un “pan de Dios”; y si son amantes de las series, sabrán que en efecto, esta singular premisa nos remite a la famosa Piper Chapman, protagonista de “Orange is the New Black”.

Mucho se ha dicho que la serie española es una vil copia de la producida por Netflix, y en efecto, tiene varias similitudes, desde que el personaje principal es rubia hasta algunas historias que son bastante parecidas pero yo diría que además, posee sus destellos de aquel programa de HBO que me enamoró ciegamente, "Capadocia", desde los títulos de apertura, al compás de una gran voz con el tema musical ('Agnus Dei’), hasta sus trazos melodramáticos y sus personajes singulares.

La emisión televisiva que finalizó este año, refleja el día a día de esas presas y de un grupo de funcionarios en el marco de una penitenciaría y la transformación de una persona inofensiva, tras su lucha por la supervivencia  en medio de alianzas, traiciones y venganzas.

Cabe mencionar que un acierto que posee esta serie, son las entrevistas intercaladas que se realizan a varias reclusas a lo largo de cada uno de los capítulos, nos muestran un lado más humano, más real.

Continuando con los personajes, creo que es imposible no adorar a Rizos (Berta Vázquez), la forma en que habla, llora, grita, se castiga, se premia es inigualable, tanto que sus problemas te los puedes adueñar; otra reclusa que te roba el corazón, es Soledad (María Isabel Díaz), una persona entrañable, la “mamá de los pollitos”. 

Existen varios contrastes en la serie, la protagonista va creciendo poco a poco, va madurando, se va ensuciando pero al mismo tiempo se va adueñando de si misma para enfrentarse a cada uno de l@s que le quieren hacer daño y una de ellas es Sulema (Najwa Nimri), la presa más peligrosa de la cárcel, hecha a la perfección, la empiezas a odiar desde que la ves por primera ocasión en la pantalla hasta que te enteras qué sucede con ella en el capítulo final.

El programa español está muy bien realizada, excelentemente dirigida, además de interpretada y llevada con una fotografía que se cuida mientras existe una pelea, una confesión, un abrazo, un momento de pasión, un "pecados", un crimen más. 

Hubo dos aspectos que no me gustaron: En ocasiones se les escuchaban algunos modismos, en que por sus frases o palabras españolas me perdía un poco pero creo que es natural, al tener tantos kilómetros de distancia. Y por otro lado, la cancelación de la serie tras dos temporadas, en el capítulo final sí cumplió con lo esperado: tensión, emotividad y muchos giros de tuerca.

Aunque para ser francos, estoy satisfecho que la serie tras dos temporadas haya terminado cuando debía de hacerlo, con un enorme final que dejó muchos "cabos abiertos", pero fue un episodio bien logrado lleno de intriga y suspenso; y no como le sucedió a Capadocia que no supo cómo finalizar y se alargó y terminó desenamorándome y violando a cada uno de sus personajes.