Seamos realistas, encontrar el amor de tu vida no es como nos lo ha pintado Walt Disney en cada una de sus películas: se conocen muy fácilmente, se gustan y viven el amor eterno; pero en la vida real eso no existe, esas historias rosas no suceden, por más que queramos o lo veamos así, es fantasía, pero lo que sí hay son relatos sucios, de mil colores, llenos de accidentes, imperfectos, llenas de defectos que al final nos recuerda que el amor es una aventura que vale la pena recorrer y si es con un sapo, mucho mejor, bueno, al menos eso intentaré después de ver “Sucia y Muy Chingona Historia de Amor”.
En la obra de La Teatrería, el encuentro inicia en las dos despedidas de solter@s celebradas en el mismo lugar y a la misma hora. A él le emociona la idea de ser invitado, quiere tener una tanga en la cabeza; a ella, en cambio, la santa palabra ‘soltera’ le aterra, no querría estar en el evento después de que su novio de siete años la cortara citando la típica y más choteada frase: ‘No eres tú, soy yo”.
Moni y Rich son los protagonistas de esta aventura, pero ni ella es la princesa rubia amante de los animales, ni él es el típico galán adinerado, y mucho menos se conocieron en un castillo ni el bosque, sino en un antro, un lugar que los unió para entablar una “relación” sabiendo de sus grandes contrastes: ella es metódica y racional, él es impulsivo y bonachón. Pero el alcohol hizo de las suyas y terminan en un hotel, y es aquí donde verdaderamente inicia una gran historia de amor, no chingona, chingonsísima.
Este encuentro significa algo muy distinto para cada uno; para ella, es muy extraño despertar con alguien nuevo; para él, es raro despertar con alguien. Él no era su tipo y él pensaba que ella era mucho para él. Para Rich esa noche fue un triunfo; mientras para Moni, cuya película favorita es “Milagro en la Calle 34”, fue un error.
Ana González Bello quien puede pasar de una depresiva e indecisa chica, a una mejor amiga fresa o una brasileña sexy en un abrir y cerrar de ojos, está llena de frescura, exacta, con un timming impresionante, gran trabajo y muchas gesticulaciones que te hacen reír. Tengo que confesar algo, y quienes me conocen lo confirmarán, me identifiqué con su papel, es muy raro ver demasiadas cosas en común: la coreografía de Kabah, soltera, “gorda”, peluda, los bailes, algo especial con la comida y ya, no le sigo porque la intención de este texto no es quemarme.
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Por su lado, Manuel Calderón, es un bombón, no hay otro calificativo que le puedo dar, llena perfectamente los zapatos del personaje, logra empatía, risas y momentos llenos de comedia, sin forzarla, hay mucha naturalidad, en sus palabras, en sus acciones; puede pasar de un chico de buen corazón y mala suerte en el amor, a un amigo norteño o al típico “mirrey”.
En este tipo de obras, debe de existir una gran empatía entre los protagonistas para que se logre un gran resultado y ellos lo tienen, poseen una precisión de su actuación tanto en comedia como drama, además de la gran labor que tienen realizando varios personajes casi al mismo tiempo.
El texto basado en "Dirty Great Love Story" de Richard Marsh y Katie Bonna, el texto fue adaptado por Bello y Calderón, realiza una crítica a una generación de “veinti-treinta y tantos”, quienes se mueven en círculos viciosos, desempleados y que ven cómo sus amigos comienzan a formalizar sus relaciones, a casarse y formar una familia, mientras sus vidas pasan sin que pase “gran cosa”. Y es que superar los miedos y formas de relacionarse, que gracias a los cuentos de hadas tenemos, no es cosa sencilla.
Esta historia, con balcones, rimas (que nos remiten a las grandes historias de amor) y enredaderas, nos habla de una manera honesta y sin pretensiones, buscando un objetivo: hacer reír. De una u otra forma, todos podemos sentirnos identificados por los personajes o alguna situación en particular.
La escenografía de "Sucia y Muy Chingona Historia de Amor" es simple, pero no se necesita más, un par de baúles los cuales contienen elementos como una sábana, un volante, y piezas de ropa que permiten a los personajes transitar por diferentes situaciones, que son ambientadas por decenas de lámparas que les permiten jugar con la iluminación, modificando la atmósfera de la historia.
Así que atent@, la próxima vez que te topes a un ser que podría parecer el sapo o la bruja del cuento, que no pinte para ser tu príncipe azul (o tu princesa rosa), cuidado, porque en una de esas él/la podría ser parte de tu próxima gran chingona (y sucia) historia de amor. Creánme.
"No pierdo el tiempo ligándomela, mejor disfruto su compañía"