Tengo que confesarlo, el principal motivo por el que fui a ver la ópera prima de Raúl Martínez, "Un Padre no Tan Padre", se llama Benny Ibarra, así de fácil y sencillo; los que me conocen saben perfecto que el músico me gusta en todos los sentidos, nunca lo había visto actuando, sí, sé que ha hecho algunas apariciones en televisión, en el teatro, pero jamás lo había observado como lo vi en este largometraje y créanme que vale mucho la pena el trabajo no sólo de él sino todos los involucrados en la producción.
Y es que no la tuvo nada fácil, ni él ni sus compañeros de filme, compartir créditos con una leyenda de la actuación no es cosa sencilla pero aún así que se ha enfocado más a su carrera musical (y teatral), logró un excelente resultado, disfrutable y muy aplaudible.
La historia narra a un cascarrabias, en toda la expresión de la palabra, Don Servando, interpretado magistralmente por Héctor Bonilla, quien luego de vivir 20 años en una casa de retiro, por cuestiones de actitud y su carácter tiene que irse a vivir con su hijo menor (o como él mismo se autodenomina, el pilón), Francisco (Ibarra), a San Miguel de Allende.
Lo que el señor no sabe es que además de cambiarse de residencia tendrá que conocer a su nieto René (Sergio Mayer Mori) y empezar a tratar a su nuera (Jacqueline Bracamontes); pero ahí no termina el descubrimiento de la vida de su hijo sino que tendrá que vivir -le guste o no- con ocho personas más -de diferentes nacionalidades, razas y preferencias sexuales- y es aquí donde se suscitarán una serie de situaciones que romperán la armonía del hogar (o la comuna hippie, como él la nombra).
De las actuaciones, sin duda, quien se lleva de calle es Héctor, es una gran interpretación, desde que sale en la pantalla lo empiezas a detestar y cómo no, si es un ser detestable, grosero, pero después de conocer un poco su vida, de alguna manera lo ves con otros ojos. Gracias al actor derramé un par de lágrimas, sobre todo en sus últimas escenas, llenas de aprendizaje, emotivas, divertidas.
Tanto Benny como Jacqueline están de lujo, creíbles, personajes interesantes, bien desarrollados, muestran una pareja fuerte que como en todo tiene sus altas y sus bajas pero que hacen que la pantalla brille, están bien ejecutados.
En cuanto a Mayer, actúa de el mismo, así como lo han visto en entrevistas o conferencias de prensa así interpretó su papel, sin mayor esfuerzo, no digo que esta mal pero tampoco bien, comparado con algunos de sus compañeros de escena como Camila Selser, Arturo Barba y Eduardo Tanus, quienes sí dejaron su semilla para que esta historia crezca y se desarrolle.
Hay un detalle que debieron de haber cuidado, un personaje de la historia, no habla español, sólo inglés, pero a la hora de poner los subtítulos se equivocaron en un par de ocasiones, con cosas básicas, como en vez de escribir treinta pusieron “trienta”.
Y perdón pero lo tengo que abordar, no es spoiler, hay una escena entre dos personajes de la historia en la cual uno le dice otro "Si tuviera menos edad, te 'madreaba' y no por homosexual sino por puto" y esto me recordó a una de mis mejores amigas que siempre me dice: “acepto que seas gay pero puto no”, y es que sí hay una gran diferencia y siempre lo he sabido.
Y esto lo retomo porque de alguna manera es el mensaje de película, ser feliz, no importa dónde estés, con quién estés, lo importante es que sigas tus convicciones y tus propios sueños, cualquiera que estos sean; y orgulloso de ser quien eres, sin miedos, no importando quien esté contigo porque la verdadera familia siempre estará a tu lado. Perdón si estoy cursi pero es la época decembrina, ¿o será la edad?
“A veces si tienes mucha suerte, llega alguien especial”