La madre naturaleza es muy sabia, sabe por qué hace las cosas y el para qué, pero como toda regla hay una excepción o mejor dicho, un sentimiento tan fuerte que hace que todo se mueva y esto lo menciono porque "Panda Malo" es una muestra de lo que el amor puede hacer, de lo que el amor puede lograr y de lo que al mismo tiempo, puede crear y llegar a creer.
Para los que me conocen saben que soy amante de los pandas, me gustan mucho, por sus características físicas, por su ternura, por su paz, por como llevan su vida, por lo que emiten, por su simple existir natural y esta fue una de las primeras razones por las que decidí a asistir al estreno de esta puesta en escena, aunque no puedo dejar a un lado que las subsecuentes fueron que estaba en el Foro Lucerna y participaría Pablo Perroni.
La obra dirigida por Miguel Santa Rita aborda la vida de dos mamíferos, un macho y una hembra, queriendo tener a un hijo pero las cosas no salen bien, pueden llegar a cambiar gracias, además, al encuentro con un cocodrilo ya que aquí se empiezan a mover muchas piezas, fibras y sentimientos. Ya no quiero venderles la trama porque quiero que se sorprendan como yo.
Lo interesante es que el autor Megan Gogerty estudió las acciones de los famosos animales y los plasmó para que la tercia de intérpretes emitiera sonidos, se movieran, actuaran y no nos queda la menor duda que estamos viendo verdaderamente a dos osos y a un cocodrilo.
Los tres personajes tienen sus aristas, esconden verdades, nos muestran sólo esa piel que estamos acostumbrados a ver, nos brindan enormes momentos de risa, nos regalan jugueteos, se muestran vivaces, a veces con miedo, descubren sus emociones, así como lo hemos vivido tú y yo.
Como lo he escrito en este espacio, todas las veces que he visto en un escenario a Pablo Perroni me sorprende pero con el papel de Chester se voló la barda, desde que lo ves descubrirse y mostrarnos lo que es, su mirada misteriosa, sus movimientos, su forma de expresarse es diferente a lo que ha realizado anteriormente, te envuelve en su piel y te deja observar sólo lo que él quiere que mires. Un espectacular trabajo, sin duda.
A Jose Ramón Berganza lo ubico perfectamente pero no había tenido la fortuna de verlo en acción, de observar cómo aborda su trabajo y me quedé asombrado cómo realiza a Gwo Gwo, un panda tal vez demasiado tierno, inocente, "infantil" pero que al final aprende a creérsela, y a disfrutar lo que realmente ama. Y esa es una de las lecciones que da el actor y muestra qué tanto ama a ese singular personaje.
Por su parte, Paola Arrioja, ¡qué le pasa!, es una joya en este espacio, su forma de hablar, sus acciones, su manera rebelde de andar (para muchos), su desenvolvimiento escénico, la interacción enérgica que posee con sus compañeros, sólo tuvo aplausos para mí.
Es inevitable no hablar de "Panda Malo", por varias circunstancias, sus actuaciones, por su escenografía, por sus peculiares vestuarios, por la gran dirección, por el enorme texto que irradia verdad pero sobre todo porque quiero que se enloquezcan -tanto como yo- con esta historia que parece sencilla pero es mucho más compleja.
"Y si amar a los pandas está mal, yo no quiero estar bien"