Teatro con olor a palomitas de cine

Ese peculiar olor de las típicas palomitas de maíz que inundaban todos los cines hace más de dos décadas, te recibe en el Foro Lucerna y no hablo de esa botana que actualmente hueles en las grandes cadenas del séptimo arte sino de aquellas que había hace algunos años atrás, esas que te cautivaban con tan sólo pasar por fuera de algunos establecimientos donde se pasaban las películas de moda, para que voltearas a ver y observaras los pocos estrenos de la semana.

Ese aroma es el que inunda este foro del Teatro Milán, y tal vez desde que entras piensas que te equivocaste de lugar por toda la gran escenografía que observas a tu alrededor pero no, aquí es donde Ana González Bello (o Damayanti Quintanar), Martín Altomaro y Pierre Louis abordan la historia ganadora de un Premio Pulitzer, escrita por Annie Baker.  

"Cinema 35" aborda la historia de tres intendentes -un poco mal pagados- que trabajan en el último cine de 35 mm, en Massachusetts, quienes están pasando por un proceso de cambios laborales ya que este recinto se está quedando obsoleto y les está "afectando" en su vida personal. El "nuevo del trío" es Avery, un tímido universitario afroamericano de 20 años quien durante su jornada convive con Sam, un adulto cuyas expectativas de superación personal están en el suelo y se ha mantenido estancado; y con la rebelde y un poco ácida de Rose.

González Bello no termina de impresionarme, aunque posiblemente es la que menos aparece en el espectáculo eso no importa para poder lucirse; muestra todo lo que posee en su cuerpo, corazón y palabras para hacernos reír a todos (e incomodar a algunos). Sin duda, como siempre que la veo en el escenario, ella es una joya que cada día va brillando más.

El que me dejó boquiabierto fue el desarrollo de Pierre, una gran revelación pero sobre todo, qué manera de adueñarse del público y echárselo al bolsillo, con su verdad, con sus instinto, con sus ojos y actitudes. Glorioso, sobre todo, sus últimos parlamentos, son entregados, concisos y ardientes.


Y para quien siempre he tenido aplausos es para Martín, él fue la razón por la que me animé a ver la puesta en escena y no me equivoqué, fue una gran experiencia, observar sus movimientos, sus líneas, su frustración, sus gritos de silencio, su cara desoladora. De alguna manera, me sentí identificado. 

Y confieso que cuando el personaje de Altomaro empieza a realizar la limpieza, algunos recuerdos de mi niñez se me vinieron a la mente, ya que en algunas ocasiones le ayudábamos a mi papá, quien además de proyectar las pelis; hacía el aseo de la sala. Y créanme que varias situaciones que se plasmaron, las recordé como si fuera ayer, aunque en verdad, ya han transcurrido algunas décadas.

"Cinema 35" plasma una muestra de lo que eran aquellos cines que usaban un proyector antiguo de películas, y no saben de qué manera me remitió a mi infancia/adolescencia ya que algunas acciones que nos mostraban en los actos, desde lo que se encontraban a su paso mientras barrían o lo que ocurría cuando todo el público abandonaba las salas. Hasta sentí palomitas en mi corazón.

66 butacas rojas, tres pantallas que anuncian las promociones y van cambiando conforme transcurren las escenas, un bote de basura, un par de escobas y un cuadro en la parte superior donde trabaja "el cácaro" son parte de la obra dirigida por Joe Rendón.

Es sin duda, una puesta en escena que va dirigida a los amantes del séptimo arte, ya que además, hay momentos de trivia o de información que te hacen recordar algunas películas; pero también para cualquiera que ha sentido miedo, miedo a estar solo, miedo a los cambios, miedo a moverse, miedo al futuro, miedo a sí mismo, y esto, créanme que es mucho más real y cautivador que cualquier largometraje en 3D.