A lo largo de varias décadas estuvimos acostumbrados a descubrir historias de fantasía que eran más rosas que la Barbie, donde sí existía un toque de maldad, un poco de obscuridad, pero lo que al final sobresalía era la miel y las hojuelas que la adornaban; hoy, afortunadamente podemos conocer y disfrutar historias y personajes que poseen una gran gama de grises y "El Hilador" es prueba de ello.
Cuando ingresas al Teatro Helénico, observas a los protagonistas interpretados por Ana González Bello y Evan Regueira, interactuando con el público con señas y sonrisas, incluso apoyan, de alguna manera, a las acomodadoras pero el punto es que te permiten observar más de cerca, sus rasgos faciales, su vestuario, su comunicación no verbal y eso está increíble. No sé si eso lo vayan a realizar en todas las funciones porque lo que yo vi fue un previo.
Cabe mencionar que esta narrativa dirigida por Paula Zelaya no es la típica historia de amor, y eso se agradece, Elena y Quirón sólo pueden estar juntos cuando alguien fallece, entonces de alguna manera, hacen lo posible para mantenerse unidos y ya no les diré más porque deseo que esta curva dramática de fantasía y sangre la disfruten tanto como yo.
Tengo que ser honesto, mi mente me jugó una mala pasada, a los primeros segundos que los intérpretes pisan el escenario para iniciar la función, sus palabras me desubicaron, las sentí pretenciosas, desbordadas pero al transcurrir los minutos, esto pasó, todo fluyó de la mejor manera e hizo que la historia explotará donde tiene que hacerlo.
La escenografía de Sergio Villegas me encantó, súper cuidada, muy detallada, todos los objetos que habitan en el espacio ayudan a la historia, con demasiada profundidad pero al mismo tiempo, los elementos mostrados hacen que la sientas muy cercana a ti.
Esto sin dejar de mencionar que gracias a la iluminación de Matías Gorlero crean ambientes maravillosos, aunque sólo tengo que hacer una observación, el recurso de la cama no es explotado, esperaría que ese objeto fuera más usado, ya que está de lo más genial.
A la actuación de Ana González Bello no tengo un "pero" que ponerle, es audaz, resistente, versátil, carismática, en fin, se ve que las obras en las que ha participado le ha dado muchas tablas; quizá tal vez, la escena final cuando sube al escenario, la emoción por llegar a él se pierde, se evapora, algo sucede y no ahondaré más, no quiero emitir ningún spoiler pero en todo lo demás es una reina. Literal.
Respecto a Evan Regueira, desde un inicio, en sus ojos vemos ese misterio e inquietud por contar una historia y lo hace de una manera más que vivaz, en ocasiones controlado, en otras, explosivo. Las aristas que posee su personaje son exhibidas de una manera exacta y esto termina por disfrutarse muchísimo. Lo amé.
La sinergía que existe entre ellos es notable, hay una evidente comunicación, sincronía para relatar parte de su vida; aunque bajo mi visión, podría faltarles un par de funciones para que los integrantes de esa pareja que vemos enamorados en el escenario, no mueran separados.
"Al final podrían tener su propio tipo de luz"