Para hacer que una obra salga a la perfección, se necesita un equipo de profesionales, desde tener una base llena de palabras que narren una gran historia, un desarrollo interesante, actuaciones precisas, una dirección minuciosa, un ambientación creíble, musicalización disfrutable, por mencionar algunos detalles; pero para hacer que una obra salga, además, muy divertida, se requiere a todo el equipo de la puesta en escena "La Obra Que Sale Mal".
Al ingresar a la sala del Teatro Helénico, empiezas a observar a algunos de los actores buscando a un perro, preguntan a la gente si lo han visto, observan debajo de los asientos y nada, al parecer no lo encuentran y esto es una señal de que algo está mal o al menos, que va a iniciar no tan bien y así sucede, y lo notamos, minutos después, cuando el rector de la escuela da la bienvenida al estreno del montaje "El asesinato en la mansión Haversham".
Y es que en el escenario percibimos una vieja y elegante casa británica, pero también es el foro de una compañía de aficionados, donde ellos esperan que todo salga bien en su obra pero entre el deseo y el hecho hay una abismo de tropiezos, muertes, sangre, rifles, veneno.
El director Mark Bell quien es el encargado de escenificarla por primera vez en español, posee una radiación increíble de los trazos, las medidas son exactas, los jugueteos salen a la perfección, los roles están muy bien delineados y explota cada uno de los elementos que (no) se ven para que de esta manera lo proyectado salga coherente y tengas de qué reírte porque si un propósito posee esta obra es que te la pases increíble. Y lo cumple.
Y esto va muy de la mano con el desempeño de cada uno de los actores, quienes están de lujo, no lo puedo expresar de otra manera, el cast está genial, quien haya visto la puesta no me dejará mentir, están con un buen nivel interpretativo, desde Irene Azuela, a quien confieso me costó mucho trabajo en un inicio, cuando salió a escena la percibí medio acartonada pero al transcurrir los minutos entendí su rol y desarrollo; hasta el gran Iván Carbajal, pasando por el extraordinario Daniel Haddad, el simpático Artús Chávez y los movimientos de Daniel Ortíz.
Sin dejar a un lado al bonachón de Juan Carlos Medellín y a la genial Ari Albarrán, quienes realizan una dupla más que interesante, juntos son buenísimos y separados, también. Pero honor a quien honor merece y Luis Rodríguez “Guana” se ha ganado aún más mi admiración, desde que aparece se roba los aplausos y conforme pasa el tiempo, su personaje va creciendo, sus actitudes, sus gesticulaciones, sus caídas, sus palabras son muy disfrutables.
La escenografía de Nigel Hook no está pésima, lo que le sigue, es in-cre-í-ble. Y es que ésta es un personaje más en la historia, tiene alma, se desarma, revive, se transforma, renace, todo con tal de transmitirnos cada una de las peripecias que les pasa en esa "obra estudiantil", en la cual las paredes de la mansión Haversham, son el testigo de un asesinato a sangre fría en medio de una tormenta de nieve.
Parecería que esta obra es perfecta pero hay un detalle que yo modificaría un poco, tomando como base que en el primer acto te ríes casi a cada segundo, por cada movimiento que realizan los intérpretes llega el segundo acto donde sí hay cosas muy cómicas pero es en un tiempo más espaciado y ese es el efecto que podría decirte que la historia perdió el chiste pero no, la narrativa va por buen camino rumbo al desenlace. Creo que sólo habrá que ajustar algunos minutos.
Y aquí, les confieso algo, mil respetos para Haddad, en el segundo acto hay una escena que merece toda mi admiración, se ve muy padre y no esperas que suceda pero es muy intrigante porque te mantiene al borde de la butaca, no quieres dejar de verlo. Obviamente no les diré de qué se trata pero sabrán en cuanto la vean.
"La Obra que Sale Mal" posee un humor totalmente clown pero muy interesante, hace mucho no me reía tanto en el teatro, lo disfruté demasiado, terminando me dolía la panza de todo lo que me provocaron. Para algunos, podría parecer el básico pastelazo pero es más que eso, tiene detalles muy minuciosos, los gags tienen que caer en el momento preciso para que la historia funcione adecuadamente.
Esta obra de equivocaciones, en verdad, no puedes dejar de verla, es exquisita, disfrutable, fascinante, hacen de un desastre, el perfecto desastre.
"¿Algunos de ustedes trae un martillo?"