Una historia para 'comerse los dedos'


Así es, porque este relato va más allá de sólo "chupárselos", de sólo ver al protagonista de esta historia contar parte de su vida en un poco más de una hora; va más allá de quedarte quieto en tu asiento y no sentir nada por lo que estás escuchando, por lo que está ocurriendo en escena pero sobre todo, por lo que puedes llegar a vibrar por las palabras emitidas, por los silencios respirados o por los gestos cautivos de un ser (in)humano, como tú o como yo.

Lo primero que observas entrando al Teatro La Capilla es una silla de madera sobre el escenario, aquel asiento que se percibe muy solitario alrededor de un ambiente tan sombrío como la narración que se está a punto de conocer; un objeto que minutos después será iluminado para recibir a un hombre que aparecerá caminando muy lentamente portando unas botas aparentemente pesadas, una chamarra y pantalón de mezclilla.

Aquel ser que mira con los ojos entrecerrados y posee sus dedos vendados es Frankie, nuestro cronista, nuestro punto de observación, nuestro protagonista de este relato, que posee una energía difícil de describir, sobre todo cuando escuchamos sus primeras palabras e inicia contándonos qué es lo que pasó en su peculiar fiesta de cumpleaños número ocho. 

Y es que de alguna manera, esta edad lo marcó, tal vez para toda su vida, platica con mucho detenimiento aspectos que experimentó y pareciera como si lo hubiera vivido ayer, con lujo de detalle, cómo era su pastel, las palabras que no le gustaban, la relación con sus amigos de la escuela, la ausencia de su padre y sus hermanos. 

"Un Acto de Comunión" es un monólogo que protagoniza Antón Araiza escrito por Lautaro Vilo inspirado en el "Caníbal de Rotemburgo", Armin Meiwes, quien después de publicar un anuncio en una página de internet, se citó en su casa con Bernd Jürgen con la intención de cometer un acto consensuado de antropofagia.

Así es, este hecho tan conocido hace más de 15 años fue puesto sobre papel para que a través de la dirección de Julio César Luna, nos mostrara quién es este personaje y cómo fue la manera que en un hecho previamente acordado y a través de una cámara de video, se mostrará este acto mortal. 

¿Qué puedo decir de la interpretación de Araiza? Simplemente exacta, calculadora, los gestos indescifrables, su cara de "no pasa nada" pero que da miedo, la manera que aborda su personaje es mágica, va creciendo poco a poco, sus movimientos aparentemente tan tímidos que tienen un gran poder en su relato, en cada una de sus frases, su voz es intrigante. 

Con un texto poderoso, demasiado sombrío, los detalles hacen que se te ponga la "piel chinita", los silencios, un hueco en el estómago; algunas palabras permiten risas tímidas; las pequeñas reacciones te inquietan y hacen que quieras conocer más acerca de él.

Sin duda alguna, es un monólogo tan crudo que te hace abrir los ojos; tan in(humano) que permite que te metas en la piel del actor; tan real, que sientes como si el verdadero realizador de este acto, estuviera frente a ti.

"El pequeño querubín"

UN ACTO DE COMUNIÓN
Teatro La Capilla
Miercoles  20:o0 h.
Dirección: Julio César Luna
Dramaturgia: Lautaro Vilo

Reparto: Antón Araiza