'Amo el teatro porque no es mi vida'

Ésta frase se emite desde un inicio en la obra "La Divina Ilusión", y sin duda es de las más poderosas que puede haber, para quienes me conocen saben que este arte me fascina, que debo de estar observando varias obras al mes para refrescarme la vida, para deleitarme el alma, para respirar, para poder seguir escribiendo estas líneas y así poder recomendarles puestas en escena, sobre todo tan extraordinarias como lo es la que "vivía" en el Centro Cultural del Bosque

Y hablo en el pasado porque esta cuarta temporada ya llegó a su fin, desafortunadamente para quienes no la vieron, porque en verdad es un agasajo ver cada una de las actuaciones, emocionarte con la historia, descubrir las ideas contenidas en el texto y sobre todo, es un gran homenaje al teatro, el poder que este tiene para transportarnos a otro universo.

La obra de Michel Marc cuenta con un reparto que está para "chuparse los dedos", en verdad es un deleite: Pilar Boliver, Miguel Conde, Miguel Corral, Dalí González, Gabriela Guraieb, Olivia Lagunas, Constantino Morán, Carmen Ramos, Servando Ramos, Eugenio Rubio y Mahalat Sánchez.

La puesta en escena dirigida y traducida por Boris Schoemann, aborda la visita de la actriz mundial Sarah Bernhardt a la pequeña ciudad de Quebec, Canadá, y aunque pareciera que este evento trascendería gratamente no fue así,  ya que el obispo del lugar "pidió" a su feligresía a no asistir al espectáculo teatral que protagonizaría la famosa, por considerarlo inmoral.

Aunque el personaje de Pilar Boliver, aparece hasta el tercer acto, tal como ella lo menciona de una brillante manera, esto queda en segundo termino ya que desde que pisa el escenario, se gana al publico, sus palabras, sus silencios, su exageración, sus gesticulaciones, sus expresiones; la manera de encarnar a la actriz más conocida de esa época es un verdadero deleite, este personaje fue delineado para ella, no me imaginaría otra intérprete en sus zapatos y vestidos.

Por su parte Eugenio Rubio posee un gran desarrollo escénico, su energía, su tono están exactos; pero a quien tengo que subrayar en este espectáculo, es sin duda, a Dali González está increíble, su desenvolvimiento en el escenario es muy natural, su ingenuidad mezclado con su entrega, da un resultado más que grato.

Tal vez mencione sólo a ellos tres pero cada uno de los participes en esta historia pone su enorme granito de arena para que esta playa llena de aventuras se disfrute muchísimo.

Aunque esta narrativa se desarrolla a principios del siglo pasado, podría parecer que las temáticas que abordan, siguen teniendo vigencia, las problemáticas expuestas son tan actuales que no habido evolución en cien años, siguen habiendo abusos de poder, pederastia, explotación laboral, lucha de clases, conflictos sociales y sin dejar a un lado, la "bendita" religión.

De las cosas que más me agradaron dieron las hilarantes y reflexivas frases expuestas a lo largo de la obra, y es que escuchabas una y tratabas de memorizarla, y aparecía otra de igual intensidad o superior; el texto da para mucho, tiene varias capas por descubrir y verla una vez, no será suficiente, ya me entenderás.

Cabe aclarar que no es una obra corta, pero no te preocupes, seguramente la vas a disfrutar y no sentirás tantos minutos sentado en tu butaca, ya que la historia te lleva en una decena de emociones que al minuto de estar asombrado, ya estás enojado o riéndote de lo que sucede en escena.

En "La Divina Ilusión", los espacios representan un área de aprovechamiento, ya que de manera muy inteligente y sobria, los pocos objetos que se observan van jugando en cada escena para recrear el ambiente y lo hacen de una manera muy creativa, sin necesidad de grandes herramientas, más que las interpretaciones y química entre los actores.

"¿De qué están hechos sus sueños?"


LA DIVINA ILUSIÓN
Centro Cultural del Bosque
DRAMATURGIA: Michel Marc
DIRECCIÓN: Boris Schoemman
REPARTO: Pilar Boliver, Miguel Conde, Miguel Corral, Dalí Jr. González, Gabriela Guraieb, Olivia Lagunas, Constantino Morán, Carmen Ramos, Servando Ramos, Eugenio Rubio y Mahalat Sánchez.