¡Adiós, Dolly!

Así es, no me equivoqué al escribir el título, ya que después de casi un año de temporada, la obra del Teatro de los Insurgentes se despide para recibir a "Suertudotas" (¡Se vale reír!) y confieso que no la había ido a ver y como me la habían recomendado mucho, decidí asistir a una de las últimas funciones de la puesta en escena protagonizada por Daniela Romo y Jesús Ochoa, y dirigida por Gower Champion.

Es por eso que unos días antes que "Hello, Dolly!" dijera adiós al emblemático recinto, me lancé a la taquilla del teatro, porque como alguno de ustedes sabrá, odio Ticketmaster, y al llegar aquí, observé el póster del espectáculo, pero lo que me llamó la atención fue un tache sobre el nombre de Jesús Zavala, me quedé sorprendido, ya que se me hace extraño que ni Tina Galindo, Claudio Carrera, Morris Gilbert y Ocesa hayan mandado cambiar una imagen de un actor que ya no participa. Y soy franco, al principio, me dio pena ajena, después risa y hasta el último una expresión de ¡qué poca!

Inmediatamente después, entré a la sala para sentarme, observar ese telón rojo impresionante  y disfrutar de la historia creada por Michael Stewart que aborda parte de la vida de una viuda que ofrece sus servicios de enlaces sociales con fines matrimoniales, pero que en su camino se topa con un millonario para descubrir que es ella quien quiere quedarse con él.

Confieso que la historia no me atraía del todo y lo confirmé, me pareció añeja, un tanto sosa pero aquí, lo impresionante es lo que se realiza con ese texto, la producción que posee, ya que existen aspectos sobresalientes dignos de aplaudir de pie, desde la coreografía, trazos escénicos, iluminación, la música en vivo está para chuparse los dedos, y sin dejar a un lado, la  brillante escenografía.

Ésta fue lo más impactante y lo primero que me llamó la atención, ya que tanto Emilio Zurita y Adrián Martínez realizaron una maravilla de trabajo, los colores, las texturas, los fondos, la vivacidad que existe en cada uno de los elementos mostrados. Me fascinó la imagen inicial, está bellísima, te traslada a otro universo y el fondo del restaurante me dejó boquiabierto.

En unos cuantos parpadeos, pasamos de una tienda de abarrotes a una de sombreros; o de las grandes y caóticas calles de Nueva York a un elegante restaurante, es impresionante, cada detalle está muy bien estudiado, y eso, al final de la velada, se agradece enormemente porque, además, las transiciones son muy rápidas.

Y quien también está para juntar las manos y realizar el famoso sonido es Jesús Ochoa, qué manera de ganarse al público desde que aparece en el escenario, es innegable su carisma, su forma de abordar el personaje me gustó y creo que el personaje fue diseñado para él. Siendo honestos, no me esperaba mucho del actor pero después de sentir esa energía emitida en el escenario, no me cabe la menor duda que lo hace enormemente.

Pero con la protagonista no fue todo miel sobre hojuelas y es que todo iba bien durante el primer acto, me metí a su personaje, le empecé a agarrar cariño, la entendía; pero a partir de que ella cena con el personaje de Horacio, todo se empieza a derrumbar, creo que Dolly se difumina, para que Daniela Romo actúe de ella misma, haciendo chistes sosos, gestos repetitivos, movimientos sin tanta gracia, en fin, gracias a esas acciones, mi interés que habían logrado, empezó a desaparecer.

En verdad, sé que a muchos les puede sorprender por la figura que es, y varios van sólo para verla a ella pero a partir de la mitad de la obra en adelante, la actriz se engolosina en sí misma y realiza acciones que pueden llegar a cansar, la mayoría de la gente le aplaudía y se reía, pero a mí sí me llegó a molestar, tanto, que ya esperaba que "El Show de Daniela" terminara.

Marisol del Olmo Mauricio Salas son quienes acompañan casi todo el tiempo a los protagonistas de esta historia, y lo hacen de una manera genial, su voz, su desenvolvimiento te atrapan pero no como la mancuerna que realizan Luja Duhart y Gloria Aura en verdad, de las mejores interpretaciones de la noche, en especial, ella que es una verdadera joya, su risa, su dinamismo, su forma de hablar, realmente transmite inocencia.

Y no podía dejar de mencionar al ensamble, son ellos quienes le dan vida a "Hello, Dolly!", brincan, cantan, bailan, se cambian, entregan todo en el escenario y se ve que disfrutan estar arriba de él, realmente la coordinación que existe entre ellos es exacta.

Así que si al leer este texto aún puedes darte una vuelta por el teatro, hazlo, no te arrepentirás.


"Mañana volveremos a ser como ayer"