Ésta dedicatoria, este deseo, esta nostalgia y al mismo tiempo, esperanza, fueron sólo algunas de las palabras que Federico García Lorca le dedicó a quien fuera su amante, su amigo, su secretario en el grupo teatral La Barraca, Rafael Rodriguez Rapún, quien lo recuerda en cada suspiro, en cada dolor, en cada grito, en cada visión durante la función "La Piedra Oscura".
La puesta en escena del dramaturgo español Alberto Conejero y dirigida por Sebastián Sánchez Amunátegui aborda parte de una noche, dentro de una prisión, donde paulatinamente el recluso Rafael logra entablar una conversación cada vez más íntima con un joven e inexperto guardián, a tal punto de confesarle sus amoríos que tuvo con el famoso poeta.
Y a lo largo de un poco más de una hora, observamos cómo dos hombres que no se conocen y que quizá, si ese hecho no hubiera ocurrido, jamás hubieran cruzado palabra: están obligados a compartir las horas más terribles, especialmente para uno, y es que a partir de esto se entabla una relación muy especial.
La obra que se desarrolla en el Teatro Sergio Magaña participan Jhovanni Raga quien le da voz el espíritu de García Lorca; Jonathan Persan interpreta a un joven e inseguro guardia militar, quien vigila al prisionero, encarnado extraordinariamente por Kerim Martínez.
El trío de intérpretes, lo siento a un mismo nivel, cada uno aporta su sello en la historia, es muy fácil entenderlos, pero quien, para mí gusto, podría sobresalir un poco más es Martínez; él, desde que se levanta y empieza a hablar, conoces su dolor, su amor, su entrega, su rabia por estar ahí, su esperanza para que se conozcan millones de letras.
Me agradó la dirección que lleva la obra, casi desde el primer minuto que observamos que el guardia, quien no ha cumplido ni los 18 años, rememora el momento en el que ve morir a su madre bajo fuego y huye sin dirección clara; hasta que este se tiene que despedir de su custodio; es un viaje de dolor, de remordimiento, de claroscuros, que contrastan bajo dos realidades.
De las cuales, una de ellas, me hubiera encantado conocer un poco más, saber más del amorío entre el poeta y el "reo", considero que hubiera levantado un poco más la historia, hacernos partícipes de lleno de estos dos corazones que se conocieron y quisieron trascender no importando las consecuencias.
Confieso que a mí no me molestaría que la escenografía fuera todo en negro con una simple cama y con la ayuda de la iluminación haría momentos muy interesantes, porque siento que los colores del telar pueden distraer un poco, no aportan mucho en el desarrollo.
Lo que sí aporta es el mar, ese sonido, ese eco que invade poco a poco tu cerebro para ambientar el lugar donde se desarrolla, para decirnos que hay muy poco calma, que siempre existirán las olas pero depende de cada uno saber movernos en la dirección correcta.
Y lo correcto de "La Piedra Oscura", fue la importancia que la obra y figura que García Lorca nos dejó, porque no importa cuánto dure una relación amorosa, ni, quizá, cómo se conocieron, lo sobresaliente es lo que te aporta, lo que te deja, lo que te enseña
La puesta en escena del dramaturgo español Alberto Conejero y dirigida por Sebastián Sánchez Amunátegui aborda parte de una noche, dentro de una prisión, donde paulatinamente el recluso Rafael logra entablar una conversación cada vez más íntima con un joven e inexperto guardián, a tal punto de confesarle sus amoríos que tuvo con el famoso poeta.
Y a lo largo de un poco más de una hora, observamos cómo dos hombres que no se conocen y que quizá, si ese hecho no hubiera ocurrido, jamás hubieran cruzado palabra: están obligados a compartir las horas más terribles, especialmente para uno, y es que a partir de esto se entabla una relación muy especial.
La obra que se desarrolla en el Teatro Sergio Magaña participan Jhovanni Raga quien le da voz el espíritu de García Lorca; Jonathan Persan interpreta a un joven e inseguro guardia militar, quien vigila al prisionero, encarnado extraordinariamente por Kerim Martínez.
El trío de intérpretes, lo siento a un mismo nivel, cada uno aporta su sello en la historia, es muy fácil entenderlos, pero quien, para mí gusto, podría sobresalir un poco más es Martínez; él, desde que se levanta y empieza a hablar, conoces su dolor, su amor, su entrega, su rabia por estar ahí, su esperanza para que se conozcan millones de letras.
Me agradó la dirección que lleva la obra, casi desde el primer minuto que observamos que el guardia, quien no ha cumplido ni los 18 años, rememora el momento en el que ve morir a su madre bajo fuego y huye sin dirección clara; hasta que este se tiene que despedir de su custodio; es un viaje de dolor, de remordimiento, de claroscuros, que contrastan bajo dos realidades.
De las cuales, una de ellas, me hubiera encantado conocer un poco más, saber más del amorío entre el poeta y el "reo", considero que hubiera levantado un poco más la historia, hacernos partícipes de lleno de estos dos corazones que se conocieron y quisieron trascender no importando las consecuencias.
Confieso que a mí no me molestaría que la escenografía fuera todo en negro con una simple cama y con la ayuda de la iluminación haría momentos muy interesantes, porque siento que los colores del telar pueden distraer un poco, no aportan mucho en el desarrollo.
Lo que sí aporta es el mar, ese sonido, ese eco que invade poco a poco tu cerebro para ambientar el lugar donde se desarrolla, para decirnos que hay muy poco calma, que siempre existirán las olas pero depende de cada uno saber movernos en la dirección correcta.
Y lo correcto de "La Piedra Oscura", fue la importancia que la obra y figura que García Lorca nos dejó, porque no importa cuánto dure una relación amorosa, ni, quizá, cómo se conocieron, lo sobresaliente es lo que te aporta, lo que te deja, lo que te enseña
"Alguien ya sabe quién fui"
LA PIEDRA OSCURA
Teatro Sergio Magaña
Viernes 20:00; sábado 19:00; y domingo 18:00 h.
$157
DRAMATURGIA: Alberto Conejero
DIRECCIÓN: Sebastián Sánchez Amunátegui
REPARTO: Jhovanni Raga, Kerim Martínez, José Manuel Rincón y Jonathan Persan.