Ésta frase expresada en el estreno de la nueva temporada de "Habitación 306", me recordó tanto a mi mismo, tanto a alguna época de mi vida, tanto a lo que pasaba por mi mente, tanto a mis miedos, tanto a mi realidad, pero sobre todo tanto a mis propias palabras dichas en voz de los protagonistas de la obra dirigida por Ro Banda.
El motivo principal por el que fui a ver esta puesta en escena fue Irán Castillo, lo acepto, pero ya que empecé a investigar, lo que me movió más era el conocer más de la historia y si le agregamos que el dramaturgo Eduardo Mateos se inspiró en la canción “La flor del paraíso”, incluída en el primer disco de la también cantante, hizo que asistiera a verla con más entusiasmo.
La historia se desarrolla en un viejo hotel, específicamente en el cuarto que la da nombre a la ópera prima de Mateos, en donde aparece, con una botella de whisky, Susana, una mujer que tiene un plan en específico para esa noche, quiere poner fin a sus problemas, pero al encontrarse con un joven (Felipe), hará, quizás, que sus letales intenciones cambien.
Confieso que desde los primeros minutos me imaginé, de alguna manera, lo que podría pasar al final de la obra y así sucedió, siento que el texto es muy predecible, posee altibajos, le falta un poco más de desarrollo en los personajes, más "carnita", saber más de cada uno de ellos para un entendimiento mejor de la situación que están viviendo.
La historia se desarrolla en un viejo hotel, específicamente en el cuarto que la da nombre a la ópera prima de Mateos, en donde aparece, con una botella de whisky, Susana, una mujer que tiene un plan en específico para esa noche, quiere poner fin a sus problemas, pero al encontrarse con un joven (Felipe), hará, quizás, que sus letales intenciones cambien.
Confieso que desde los primeros minutos me imaginé, de alguna manera, lo que podría pasar al final de la obra y así sucedió, siento que el texto es muy predecible, posee altibajos, le falta un poco más de desarrollo en los personajes, más "carnita", saber más de cada uno de ellos para un entendimiento mejor de la situación que están viviendo.
Esta mayor profundidad que podría hacernos sentir su piel, comprender qué sucedió para que estuvieran ahí, reunidos en su quizá su última noche.
Y a pesar de esto, los intérpretes sacan la casta, hay un impulso para mantener esta obra a flote y se nota, se percibe profesionalidad, pasión por pararse en un escenario, y estar atentos de lo que puede suceder, tanto Irán como Germán Bracco.
A Castillo la sentí firme, con intenciones en su mirada, en sus movimientos corporales, en sus lágrimas, tal vez en los primeros minutos un poco dubitativa pero conforme pasaron los segundos todo se fue amoldando, sobre todo en la parte final, esos momentos fueron los que me movieron más de su actuación, porque percibes una energía diferente en el personaje, y agradeces lo que te dejó huella.
Por su parte, Bracco me impresionó, el gran paso que dio después de estar en "La Sociedad de los Poetas Muertos", fue muy notable, es la segunda vez que lo veo en un escenario teatral, y es muy plausible su trabajo, hace una gran mancuerna con la veracruzana.
En cuanto a la escenografía, siento que nones aprovechada al 100%, gracias a la iluminación hay momentos únicos que disfrutas, para crear ambientación, pero otras veces podría estar o no estar y no pasa realmente nada, aunque la concepción original haya sido interesante, podrían haber explotado más esas cadenas móviles.
Otro detalle que no me agradó del todo fue la música incidental, me estorbó, existían momentos claves donde se escuchaban notas y sonidos que rompían con la energía, me perdían, aunque creo que el diseño sonoro funciona un poquito mejor casi al final de "Habitación 306".
"Dejemos que todo fluya, al menos, por un momento"
HABITACIÓN 306
Teatro La Capilla
Lunes 20:00 h.
$250
DRAMATURGIA: Eduardo Mateos
DIRECCIÓN: Ro Banda
REPARTO: Irán Castillo y Germán Bracco