Lo confieso, estaba renuente a ver la serie surcoreana estrenada en Netflix, el día de mi cumpleaños, Navillera o también llamada Like Butterfly (나빌레라), pero después de que me la recomendaron tanto, al final, me decidí, lo hice y no saben la maravilla que es, quizá es de las mejores que he visto en este año, me arrepiento de no haberlo hecho antes, para ser franco, porque en definitiva es una gran joya perdida en esta plataforma que todos deberían disfrutar.
Desconocía el término que le da título a esta travesía de emociones y no pudo ser otro mejor porque este se refiere al aleteo de la mariposa como un viaje breve y hermoso, pero también, se relaciona con la palabra “nabichum” que se traduce literalmente como “el baile de la mariposa”.
Y la serie justo es esto, una danza de emociones, un vaivén de sentimientos; con un nudo en la garganta y con los ojos muy húmedos, escribo estas líneas, porque no quería hacerlo de otra manera; esta historia que es un tanto atípica, te moverá las fibras ya sea en el primer capítulo o hasta el último, pero algún momento sucederá, estoy seguro.
Navillera aborda la historia de Sim Deok-Chool (Park In-Hwan), quien tiene 70 años y está jubilado, pero su vida le deparó un destino muy alejado de su sueño, y ahora, a pesar de su edad toma la resolución de cumplirlo: realizar ballet, y es aquí es donde conoce a Lee Chae-Rok (Song Kang), un joven que busca posicionarse en el competitivo mundo del baile.
Dos personas que únicamente comparten el amor por el ballet, pero no tienen nada más en común y eso crea un vínculo muy fuerte, porque sino fuera por esa pasión, quizá nunca se hubieran saludado o encontrado, esta relación hace que sean casi inseparables a pesar de la diferencia de edad.
Y lo escribo de esta manera porque casi nunca tenemos la oportunidad de ver dramas centrados en personajes de edad avanzada, y este relato hay que aplaudirlo porque muestra un poco de lo que ellos viven, disfrutan, les preocupa, lo que anhelan, lo que les inspira, lo que quieren vivir (o ya no).
Tal vez no sea una serie que comúnmente se vería, pero sí es una que te hace emocionarte, crecer, conmoverte y hasta redescubrirte como persona, porque independientemente que habla de una cultura en especifico, del mundo del ballet y de la relación que poseen los dos protagonistas, nos invade con lo que todos tenemos (o deberíamos de tener) en esta vida: sueños.
Estos, que en la producción transmitida en Netflix es compartida por dos mundos tan diferentes que tocan el corazón de una manera sutil, ambos actores tienen un gran personaje que se va alimentando del otro, se van nutriendo y al mismo tiempo nos van envolviendo en su forma tan peculiar de "estar" y de "ser".
Esas expresiones, esas miradas, esos movimientos que ellos tienen para la cámara y que nos emiten esa pasión por el baile, es única, hay momentos muy específicos que con sólo observar sus ojos y lo que están pasando te emociona mucho, tanto que quisieras que ellos, en especial Sim Deok-Chool sea un pariente tuyo, así de fuerte es.
Una arista más que interesante es la relación que ambos poseen con sus respectivas familias, sin duda tienen puntos claves para que refuerce la historia porque no es perfecta, porque es tan común y observar como cada uno posee sus problemas y la forma de relacionarse con cada uno es muy especial, muy llamativa y nada pretenciosa, simplemente ponen foco a lo que estamos viviendo.
Tal vez el único "pero" que yo le pondría, son esos avances que ponen al final del episodio, no entiendo mucho el para qué esa estructura la mantuvieron en la famosa plataforma, no le veo chiste, mengua un poco la emoción de lo que sucederá. No es telenovela barata mexicana para que realicen eso.
Dejando a un lado que visualmente impacta, sin duda es una historia que toca el corazón, redescubre el verdadero amor a la vida, a lo que se tiene hoy y sobre todo, a quienes tienes a un lado.
"Escucha a tu corazón y haz lo que te haga feliz"