Y lo digo de buena forma, porque a ella la he disfrutado en varios proyectos y su ángel es lo que ayuda mucho a que su carrera siga de pie y creciendo, y aquí no es la excepción, no sé por qué no la había visto más en el escenario, después de "Si nos dejan".
La obra de teatro aborda la vida de Sam, una actriz en ascenso, que mientras sus sueños se logran, trabaja atendiendo el teléfono de reservaciones del "Le Mexiqué", el restaurante más popular de la Ciudad de México.
Lo interesante de este unipersonal es que la actriz interpreta a varios personajes, la mayoría deseando una mesa en el sitio mexicano-francés, pero también hay algunos de sus familiares, compañeros de trabajo, amigos y hasta escuchamos (y percibimos) a sus jefes que, aquí entre nos, no son "una perita en dulce".
Para ser honestos, perdí la cuenta de cuántos son los que realiza, y quise hacerlo, pero no pude porque te adentras tan profundo en lo que ella vive, en lo que ella anhela, lo que sufre, que la cantidad queda a segundo plano, porque lo importante fue la entrega con lo que los realizaba.
La manera en que Michelle invade el escenario es impresionante, no lo puedo calificar de otra manera, el trabajo de actitudes, caras, voces, me imagino que no ha de ser tarea sencilla pero ella lo hace muy especial, no se queda quieta, es una bomba en el escenario.
Imagínense, recrea a ‘Gigi’, un asistente de la señora Debayle, que está para chuparse los dedos; un chef francés y la que me enloqueció, cuando aparecía "Moni", haciendo referencia, estoy casi seguro, a Mónica Huarte.
Hay chistes, o mejor dicho, situaciones, para todos, para quien han seguido a Rodríguez en la televisión o en el cine, para las teatreros o para quienes están ajenos a este mundo y simplemente quieren disfrutar de decenas de minutos de una historia entretenida y adaptada por Joserra Zúñiga.
Y vaya suerte que tuve porque la función que vi, la actriz se despidió, momentáneamente, del personaje, así que si regresa en algún futuro, no lo pienses dos veces y lánzate a verla, estoy seguro que te reirás casi tanto como yo.
Tengo que decirlo, y aunque no tiene que ver con el espectáculo como tal, sí me tocó vivirlo (desafortunadamente) durante la función: treeeeees personas estaban comiendo (palomitas, cacahuates o papitas), no lo podía creer, no entiendo el razonamiento de "esta gente", no es cine; y ojo, no culpo a las personas del teatro ya que no son unas pilmamas, y el público no son niños, no sé de qué manera podrían apoyar para que esto no sucediera una vez más.
"Para mi estrella favorita, tengo todo el tiempo del mundo"