El título de esta puesta en escena escrita por Antonio González Caballero fue lo primero que me llamó la atención para que mi cosquillita de verla naciera, después, observé la publicidad e imágenes e incrementó, por lo que antes de que terminara su temporada en el Teatro Julio Prieto (Centro Cultural del Bosque), me lance a verla y tengo que decirlo, no me gustó del todo.
Y es a través de estas dos personalidades representadas por dos hombres, una decisión muy interesante porque se logra un discurso extra del que se emite con palabras y actitudes; que poseen un sinfín de choques, y enredos peleándose por el control de quien en su imaginación cree ser un “verdadero hombre”, pero sólo es un niño que depende de ellas para vivir.
Siento que la obra dirigida por Emmanuel Márquez no es para todo el público, siendo una farsa, deberías de ponerte en ese canal, entiendo que las situaciones son más que extravagantes con toques de realidad, pero la manera de abordarlo no me terminó convenciendo, lo sentí muy pesado, algunos chistes no emitían risa y eso que hubo escenas y discursos muy interesantes, pero que al final se desdibujan porque no se complementan del todo.
No me brinca en lo absoluto el humor muy negro, me gusta, hasta lo he llegado a aplaudir, pero aquí ante unos diálogos llenos de sarcasmo, metáforas o palabras imaginarias, no entendía bien por qué tanto bombardeo.
Siento que la puesta en escena intenta ser una crítica ante las tradicionales relaciones familiares, cómo existen las problemas que pueden ahogar a un individuo, no dejándolo ser, la presión social de seguir los patrones de conducta y los roles que hemos mamado durante décadas.
Me gustó el diseño de vestuario, las caracterizaciones, la manera se presentó cada personaje, pero desafortunadamente había un gran contraste con la escenografía, sí, siento que el diseño de un gigantesco rostro caricaturesco de pequeños ojos verdes fue con toda la intención de parecer una burla más y sorprender un poco con el "cambio", pero sí se ve muy barata.
La veía a cada rato y hubiera querido que se mostrara de otra manera, de explotar esa cara en otro sentido, es más, el teatro lo sentí muy grande porque no se aprovechó lo que pudieron haber exprimido de él.
Confieso que después de verla, levantándome de la butaca, me sentí muy cansado, sentí como si hubiera visto mucho con tan poca solidez, casi dos horas de percibir que había algunas escenas repetitivas, de perder esa realidad que ellos me estaban mostrando, de disfrutarla como hubiera querido.
"No soy un guante o un sombrero, son un hombre, muy macho"
LAS DEVORADORAS DE UN ARDIENTE HELADO
Teatro Julio Castillo, Centro Cultural del Bosque
AUTOR: Antonio González Caballero
DIRECTOR: Emmanuel Márquez Peralta
REPARTO: Jorge Zárate, Misha Arias de la Cantolla, Omar Esquinca Sánchez, Angelo Enciso.