Ésta frase fue una de las mencionadas en la obra dirigida por Enrique Singer y la menciono porque después de terminar de verla me quedé cuestionándome si "Los Guajolotes Salvajes" es lo que necesitan las personas o sólo la experiencia de ya no portar más cubrebocas en un recinto, mantener el celular prendido y revisar mensajes, estar comiendo y bebiendo en la sala del teatro, porque eso en definitiva, yo no lo deseo durante una puesta en escena.
Porque desde que inició la obra de Christopher Durang, se escuchaban los famosos ruiditos de las bolsas de botanas, las latas de refresco, algunas vibraciones y luces de los aparatos personales, y al menos para mí sí es muy molesto sobre todo de una producción que presume ser "la comedia ganadora del Tony" y de ser premiada en diversas ocasiones.
Y cada vez que subrayan de ser una obra muy triunfadora me da "cosita" ir, y en esta ocasión, lo confirmé, el tono fue lo que menos me agradó, es una comedia ligera que sí, tiene farsa, sí, me hizo reír en un par de ocasiones, no tanto como a la mayoría de los asistentes, lo percibí, y es que caen en varios lugares comunes, de repente sabes que posiblemente harán para sacarte una risa fácil y sucede.
Y aquí es donde me empezó a hartar un poco, tal vez para ellos, esta es una comedia inteligente, picante o "ardiente", pero al menos a mí me faltó que tuviera más contenido, que hubiera un hilo conductor más fuerte, la siento muy larga, en algún momento ya quería que se acabara, y no hay que ser Einstein (o Chéjov) para saber cómo terminará y así fue, predecible.
La historia cuyo título hace referencia a una famosa frase de la obra "La gaviota", gira en torno a la vida de tres hermanos: Vania (Roberto Blandón), Sonia (Raquel Garza) y Masha (Margarita Gralia), nombrados así en honor a los personajes del dramaturgo ruso; los dos primeros viven en Cholula en una casa familiar que es sostenida económicamente por su hermana la estrella de televisión, quien regresa para darles una noticia.
Beatriz Moreno, Sergio Lozano y Alexa Martín son quienes complementan el elenco de la puesta en escena que, además de hacer referencia al mundo del espectáculo y a la cultura pop, habla acerca del miedo a envejecer, la soledad, la frustración, la insatisfacción, por mencionar algunos.
Siento que Raquel es la que más se defiende del sexteto de actores, sobre todo, después de disfrazarse y hacernos recordar algunas líneas de la villana que muchos reconocen inmediatamente, y es que nos lleva a sentir compasión por su personaje, nos proyecta debilidad, momentos de alegría, pero también ese "colmillo" que muchas gente posee a pesar de su vida, de su personalidad, de lo que está viviendo.
Y la parte contrastante es Sergio Lozano, porque una cosa es actuar de un joven que le encanta ser el foco de atención y que se quita la ropa a la menor provocación, pero, otra, que ni eso le creas al intérprete, y eso también es un problema, tal vez de los menores porque sino fuera que esta semidesnudo, a veces, ni te darías cuenta que el actor esta ahí.
Sí, hubo momentos interesantes, que me agradaron, sobre todo los últimos minutos, con algunas frases me sentí identificado por la relación que tenemos con nosotros mismos, cuando tomamos decisiones o nos miramos al espejo; pero, en general, como experiencia no volvería a repetir.
"Estamos en el ocaso de nuestras vidas y nos damos cuenta
que en realidad no hemos vivido"
"LOS GUAJOLOTES SALVAJES" (Vania & Sonia & Masha & Spike)
Teatro López Tarso, Centro Cultural San Ángel
DRAMATURGIA: Christopher Durang.
TRADUCCIÓN y ADAPTACIÓN: María Renée Prudencio.
DIRECCIÓN: Enrique Singer.
REPARTO: Margarita Gralia, Roberto Blandón, Raquel Garza, Beatriz Moreno, Sergio Lozano, y Alexa Martín.