Leer este título de la puesta en escena dirigida por Cecilia Ramírez, te retumba; investigar de qué se trata, duele; decidir ir a verla, no me fue fácil; pero, observar esos detalles casi 60 minutos de ficción/realidad, no tiene calificativo; es imposible salir igual a como llegaste, no hay manera que el tema y la forma en que fue presentado no te sea indiferente.
"La violación de una actriz de teatro" aborda la historia de una intérprete que se rehúsa por aparecer en la obra que se transmitirá por internet, debido a la peste (o bien, la pandemia) porque se siente incómoda y aunque la ha hecho en varias ocasiones, surge el recuerdo de un episodio de violencia que le ocurrió en su camerino, hace varios años.
Llegando al Teatro Juan Ruiz de Alarcón, observas a Karla Camarillo, impaciente, desesperada, con cara de angustia, un tanto enojada; minutos después de las 20:00 h., se apagan las luces y aparece Amanda Schmelz, desde lo alto, que tiene que bajar las decenas de escaleras que posee el recinto para enfrentarse a su representante, a su público, a ella misma, a su personaje.
Y es justamente aquí, que se empieza a descubrir un hilo que duele, pero sobre todo, una verdad que envenena, que enmudece, que penetra y no sólo para quien haya sufrido de un acto detestable e hiriente, también lo debería ser para cada persona que lo haya permitido, para quien se haya reído de la situación, para quien se haya tenido que quedar callado, para quien haya tenido que darse la vuelta y huir, para todos, como sociedad.
La obra denuncia está más que claro, pero al mismo tiempo se atreve hacer eco, a ir más allá, va tejiendo testimonios, verdades, quitando máscaras y señalar las múltiples maneras en que la violencia de género es aprobada, solapada, justificada, y/o aguantada.
Incluso, para que quede más acentuado, más que los grandes trabajos de ambas en el escenario, se utilizan los nombres verdaderos de las actrices, para que no se sienta ajeno, para que sienta real nuestra realidad, porque quizá la señora que estaba junto a mí ha sufrido un asalto sexual, o la joven que estaba sentada delante de mí ha sido violada, o alguien en la sala está sufriendo una situación que no debería de estar viviendo.
Además, lo que me llamó la atención fueron las decisiones escenográficas de Alita Escobedo, porque bien pudo haber estado una escalera y un sillón y se hubiera entendido a la perfección; pero no, existieron capas, elementos interesantes, que junto con la iluminación juegan con la historia y existe un discurso coherente para que haya mucho más impacto.
"La violación de una actriz de teatro" posee muchas aristas, varias interpretaciones, y una de las que no me puedo quitar de la cabeza fue el final (SPOILER ALERT!), el cual "sospecho" que lo entendí, pero no me gustó (y leyendo el programa de mano es lo menos importante), porque quienes estaban a mi alrededor no sabían si pararse, aplaudir, seguir observando lo que pasaba, sacar su celular o cómo reaccionar... y me incluyo, lo confieso.
Porque después de que ellas terminan de emitir sus "ultimas palabras", los técnicos del teatro desmantelan toda la escenografía frente a tus ojos, adiós tapete, hasta luego sillón, "juegan" con los clavos, con el ruido que esto implica, y aunque estuve a punto de hacer ruido con mis palmas no lo hice porque aún las actrices estaban ahí agarradas de la mano, esperé y no paraba de observarlas mientras el staff masculino hacía su trabajo fue cuando el de la puerta abre la cortina y todos empezamos a aplaudir, pero nunca se rompe esa ficción, no se sueltan.
Y salí confrontado, en shock, mucho más asqueado de la situación que han vivido millones de mujeres; y las actrices, quedándose en el proscenio, esperando a quien, quizá, nunca llegará, y esa no es la ficción, es nuestra la realidad.
"La vida es una mierda"
LA VIOLACIÓN DE UNA ACTRIZ DE TEATRO
Teatro Juan Ruiz de Alarcón (Centro Cultural Universitario)
Autora: Carla Zúñiga
Dirección: Cecilia Ramírez Romo
Elenco: Karla Camarillo y Amanda Schmelz.