Para contextualizar mi experiencia en esta obra de teatro, tengo que mencionar que nunca me han atraído el tipo de espectáculos que pagas para que te asusten, no me gusta la temática, siento que soy muy sensible a estos temas por lo que jamás pensé asistir a "Historias de Fantasmas", pero, por azares del destino tuve que hacerlo, repito, lo tuve que hacer, y asistí con miedo, con terror.
Y para no hacerles el cuento largo, desde que me senté en mi butaca (desafortunadamente) cercana al escenario, me empecé a sugestionar de lo que podría pasar en el llamado "Nuevo" Teatro Libanés y para mi suerte no iba solo porque si no un extraño o una butaca vacía pudo haber sido mi almohada para cerrar los ojos y tratar de bloquear mis oídos.
En cuanto dieron la tercera llamada, Alfonso Borbolla, o mejor dicho, Phillip Goodman, apareció para dirigirse hacia nosotros, rompiendo la cuarta pared, como si fuéramos unos asistentes a su conferencia sobre la inexistencia de seres sobrenaturales, tratando de demostrar que no es otra cosa más que proyecciones de nuestros propios miedos.
Y yo le ponía atención, trataba de hacerlo, incluso, a las imágenes que fueron apareciendo, poco a poco, en una pizarra que además fue la puerta para armar las historias que nos contaron; mientras, observaba una cortina que dejaba entrever una serie de maniquíes abandonados, y estaba alerta casi todo el tiempo, con todo el temor que en cualquier momento algo iba suceder y me iban a espantar.
Poco a poco, se van descubriendo tres casos que se relacionan directamente con el científico: un velador nocturno (José Sefami), un joven (Miguel Tercero) que regresando de una fiesta tiene un encuentro inexplicable, y el de un hombre (Nacho Tahhan) en espera de la llegada de su bebé que se topa con una terrible premonición.
Aquí, cada uno te va contando su historia, con apoyo al inicio de Borbolla, pero, al final, todo recae en el narrador, y confieso que cada vez que empezaba una narrativa ya tenía los ojos entreabiertos porque no quería que cuando sucedían aspectos fantasmales, me empezara a latir más fuerte mi corazón, me volteaba, eso fue lo más problemático para mí.
Y tal vez, yo no soy buen punto de referencia por lo antes mencionado pero de repente volteaba a ver el público y no les causaba conmoción o asombro de lo que estaban viendo, interesados sí, pero no la reacción que el texto tendría de tarea, y ahí sí creo que se tendría que revisar el por qué no existen momentos donde personas gritan o al menos se ríen de nervios.
Te interesaba su historia, pero siento que aunque había mucho espacio en el escenario, no se podían explayar tan bien, aunque las actuaciones de los cuatro fueron creíbles, sobre todo Alfonso y Miguel, existía algo que no permitía que pudieran proyectar, hay algunos movimientos que realizaban que no entendía y siento que podrían ensuciar lo que finalmente son decisiones del director Miguel Santa Rita.
El final no me encantó, le hubiera recortado esos segundos extras que posee, de hecho, lo que sucede en la última parte siento que está desbalanceado, hay intenciones que podrían parecer interesantes pero se empiezan a desdibujar, como si no sabrían que hacer con este paquete.
Y para ser honestos, pensé que me la iba a pasar peor y no es que me la haya pasado de lujo, sólo que mis fantasmas mentales me jugaron sucio y poder salir del recinto y sentir el aire frío de la ciudad, fue un alivio para mí.
HISTORIAS DE FANTASMAS
Teatro Libanés
Dramaturgia: Jeremy Dyson and Andy Nyman
Dirección: Miguel Santa Rita
Elenco: Alfonso Borbolla, José Sefami, Nacho Tahhan y Miguel Tercero.