Sí, leíste bien el título, "¿Ven a la clase?", eso fue lo que observé antes de entrar al Centro Cultural Manolo Fábregas, en el enorme poster de afuera del teatro, aspecto que me movió y no entendí muy bien, y después, cuando estaba leyendo el programa de mano impreso lo decía correctamente "¡Ven a la clase!", y lo digo porque estos detalles pueden cambiar la experiencia, especialmente, para quienes nos fijamos en las pequeñas cosas.
Y sabía, de alguna manera, a qué me iba a enfrentar, una comedia y no quiero denostar al género, pero no es lo que comúnmente veo, casi de pastelazo, con figuras públicas conocidas, por chismes y por la televisión, con un texto que no va más allá y que en algunos meses, se va a olvidar que estuvo en la cartelera teatral.
La anécdota no es tan rebuscada: Lalo (José Eduardo Derbez) acaba de ser abandonado por su esposa y quiere volver a salir con mujeres y para lograrlo contrata a Leo (Leonardo de Lozanne), el autonombrado maestro en seducción, y es aquí donde (aparentemente) veremos el juego al que se tendrán que enfrentar cada uno.
De Lozanne siento que no actúa, que se interpreta a sí mismo, desde que empezó el cliché se veía a metros, nada espectacular, a veces ni se le escuchaba bien lo que decía, en su lugar me hubiera latido ver a Alejandro Nones; mientras que Derbez no lo hace tan mal, se siente más a gusto en el papel que le fue otorgado, momentos chistosos, sus caras, siento que trata de hacerlo lo más decente posible, aunque en ocasiones, cae en lo repetitivo.
Los chistes llegan a lugares comunes, confusiones de palabras, de estar con alguien que no quiere escuchar, de la familia Derbez, en fin, situaciones que ya las había escuchado en algún momento, varias de ellas, y no puedo decir que no me reí, porque lo hice y muchas veces, pero, haciendo una balanza, no creo que haya sido una comedia que pueda recomendar, que pueda decirle a un conocido "si no te la pasas increíble, yo te pago el boleto".
Y es que ya han existido obras que abordan temas de la ya manoseadísimo tema de "guerra de sexos" y cómo se trata de abordar al otro género, por lo que me dejó pensando si esta puesta en escena escrita por Daniel Dátola dejaría una gran huella o al menos, una gran experiencia teatral, y la verdad, en mi caso no sucedió.
El twist final ayudó para que no me sintiera tan defraudado, me imaginaba que algo así pasaría, porque transcurrían los minutos y no llegaban a más, tenían que hacer algo para darle una sorpresa y eso sí, se los agradezco, al igual que los momentos cuando interactúan con el famosísimo "Eco".
Lo que me llamó la atención fue el público naco, no existe otra palabra, algunos cuchicheando, otros sacando su bolsita de botana, varios en el teléfono, yo vi de reojo, al menos, a cinco, ya sea para revisar su Whatsapp o tomar video o foto de la escena, ¡qué horror!, en serio, una falta de respeto para quien está arriba del escenario... te agrade o no su trabajo
Igual caso que la persona que llega después que cierra el telón y los aplausos ceden, para anunciar las promociones del teatro, sí es muy incómodo escucharlo, y no sólo eso estar oyendo toda su cartelera, y entiendo que necesitan vender, pero, la verdad, me gustaría saber si este recurso les está funcionando o no, porque al menos a mí y a mi acompañante, y varias personas que se iban saliendo mientras él hablaba, no nos interesó.
Otro detalle que tienen que observar es que al entrar al Teatro México, al escanear el QR lo que ahí decía que sería el programa de mano, aparecía solamente el calendario decembrino de funciones.
LA CLASE
Teatro México, Centro Cultural Manolo Fábregas
Dramaturgia: Daniel Dátola
Adaptación: Margo Lagarde
Dirección: Manuel González Gil
Elenco: Leonardo de Lozanne, José Eduardo Derbez, Alejandro Nones y Miguel Burra (Alternancia).