Sí, "Julieta Tiene la Culpa" que haya salido del Foro Sor Juana Inés de la Cruz con una gran sonrisa y con un dolor en las palmas de mis manos de tanto aplaudir; Verónica, Carmen y Sofía también las responsabilizo que yo no las haya dejado de ver todo el tiempo, casi, casi sin parpadear; Bárbara también mucha carga por haber integrado en esta realidad, toda la ficción posible, para regalarnos una enorme experiencia y un deleite en todos los sentidos; y el único que no tiene la culpa es el texto, aquellas letras tan potentes, esas conexiones tan inspiradoras, un hilo que quieres conocer más de él, leerlo, escucharlo, verlo y revivirlo.
Foto: Redes Sociales BarcoDrama |
La puesta en escena escrita y dirigida por Bárbara Colio tuvo la gran culpa que yo me haya quedado en dos ocasiones afuera del recinto del Centro Cultural Universitario, observando la gran fila que se formaba y ser aquel que atraviesa esa puerta para ver esta obra, porque sí, lo acepto, por tiempos y un poco de desidia me esperé casi hasta el final de la temporada y por poquito, y no la cuento, y mucho menos, la gozo.
Y mi experiencia la menciono porque de alguna manera de esto trata la puesta en escena protagonizada por Verónica Merchant (Blanca), Carmen Mastache (Nora) y Sofía Sylwin (Nina), tres desconocidas quienes por azares del destino, de la pluma de los necios, del maldito karma o simplemente por las coincidencias de rebeldes soñadores, se quedan en el lobby del teatro sin ver el ansiado estreno de "Romeo y Julieta".
Y si los personajes de este espectáculo les suena muy familiar, no están perdidos, llegan de sus mundos, como tú o como yo, pero no de cualquier universo, aparecen de la mente de Tennesse Williams, Anton Chéjov, Henrick Ibsen y William Shakespeare; y si no tienes esa referencia, no te preocupes, es igualmente divertida, poderosa y penetrante.
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Porque lo es, desde que estaba formado en el lobby, esperado que me dieran el acceso a la sala, y observaba todas esas memorias teatrales -que se han ido recolectando desde hace 44 años- y de reojo, también a las intérpretes que empiezan a darnos pistas de la bomba que van a poner en el escenario, un explosión de ideas, de reconstrucción, de abrir los ojos, de enfrentarte a la realidad y seguir esos anhelos escondidos que por absurdos miedos los hemos dejado a un lado.
Y desde que te sientas en tu butaca ya empezó la función, de inmediato te atrapa esas bancas blancas, resguardada por dos puertas enormes, y que -aparentemente- son lo más simple, pero al transcurrir el tiempo, verás que servirán a este trío de actrices para seguir su camino, para apagarse, para renacer, para fingir que todo está bien, para dejarse llevar por los instintos, para permitirse ser y todo eso, casi en un parpadeo.
Porque sí, ellas son tres icónicos personajes del teatro universal: Nora de Casa de muñecas; Blanca de Un tranvía llamado deseo; y Nina de La Gaviota, pero al mismo tiempo, son trasladadas a un contexto perfectamente ambientado, donde, en ese momento de (re)conocerse lo único que tienen es a quienes están a su lado y ese punto hace que se quiten las máscaras, pero a los instantes no permitan que nadie se entere de lo que existe en su piel, y es un revoloteo de emociones y pensamientos que al final, es complejo, como es el ser humano, como son las mujeres.
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El diseño de escenografía de Mario Marín del Campo y el diseño sonoro de Rodrigo Castillo ayuda mucho a la historia, las creaciones que imprimieron para ayudar a volar a esta tercia, son enormes; son el veneno y el alimento de estas almas refugiadas por momentos en una cápsula de recuerdos teatrales.
No podría resaltar a una intérprete porque cada una aporta lo mejor de ella, nos muestra su historia poderosísima y al combinarse con las otras dos, hace que la obra tengan un porqué; muchas escenas fueron mis favoritas, desde la actitud y frases de Blanca; los sueños y el ansía de estar en el arte de Nina; y el complejo concepto de felicidad y libertad que posee Nora.
Son muy contadas las ocasiones que he repetido una puesta en escena, no me agrada mucho, pero, lo hago, o porque tengo que escribir minuciosamente de ella o porque realmente me gustó lo suficiente, y "Julieta Tiene la Culpa", es un espectáculo que seguro redescubriré, al menos, una ocasión más para percibir toda esa magia que se produce ahí...
"Me hubiera gustado ver la obra, por sobre todas las cosas"
JULIETA TIENE LA CULPA
Dirección y DramaturgiA: Bárbara Colio
repartO: veróNica Merchant, Carmen Mastache y Sofía Sylwin