El olor teatral de 'Carne'

"¿Qué es ese olor?", "¿Por qué huele tan mal?", son algunas de las interrogantes emitidas en un espacio intacto que, poco a poco, podría mancharse, es esa cocina rojiblanca que será el camposanto de la Familia Arango para que su destino cambie, porque aquí todo podría suceder, aquí los olores se penetran, se olvidan, desdibujan las memorias y al mismo tiempo, traen recuerdos que navegan en la mente de sus integrantes.

Y de la mía también, porque desde las primera líneas me empezaron a convencer, el sentido del olfato hizo de las suyas para jugar conmigo que lo que estaba percibiendo no era algo "normal" y eso de alguna manera, me gustó, me envolvió, pero conforme pasaban los minutos, algo iba sucediendo que no sentía que la historia llegara a algo concreto, sí, había cierta intriga, nos había expuesto a los personajes, pero no profundizaba con sus argumentos, como me hubiera gustado.

Quería ver más allá de la pieza de Reynolds Robledo, dirigida por Enrique Singer, con las interpretaciones de Nailea Norvind, Hernán Mendoza, Jesusa Ochoa y Adrián Ladrón de Guevara, quienes ponen la sangre sobre la herida, quienes tratan de olvidar un dolor para presumir que "no pasa nada", pero que siento que se queda en el intento, esas balas son lentas y cuando llegan no tienen el impacto adecuado.

En general, el trabajo de los cuatro actores me agradó, aunque siento que con el de Ochoa no conecté del todo, había momentos que no le creía, no entendía lo que estaba tratando de decir, es más, me enfocaba en otro lado, percibiendo otro discurso y tal vez fue el tono de su voz que dijera ya, por favor.

Lo que me gustó de esta obra que indaga acerca de las relaciones familiares con brochazos de tragedia griega; es el vestuario, sencillo, pero acorde con lo que cada personaje nos está emitiendo, con lo que su vida está pasando y con el mensaje que quieren compartir.

Lo que no me latieron fueron las proyecciones mostradas por todo el escenario, qué necesidad de cubrir esa cuidadosa escenografía con un mapping que nos vomita escenas repetitivas y sobre todo, estorbosas, y esto sólo me explica la confianza que le da el director a los intérpretes en lo que sale de su boca y lo que producen en el escenario. 

Porque no es por pecar de inocente, pero mientras algunos personajes recordaban algunos sucesos, estos se mostraban, en las paredes, casi tal cual; o peor aún, anteponían lo que iba a suceder, entonces el discurso que nos emitía el personaje parecería poco potente, débil, sin ayudarnos como espectadores a reinterpretar. 

Y con esto, me acuerdo, muy bien, la  primera obra que vi de Reynolds, sé qué él no está dirigiendo y podría ser que ahí radique las decisiones, porque en "Lobos por Corderos" con pocos elementos se ambientaba perfectamente la historia, no necesitaba más de lo que los cuatro actores emitían; y aunque sé que los proyectos son muy distantes, ese "ojo" al plantearla en el escenario sureño falló un poco.

El final, lo sentí muy forzado, percibí que el dramaturgo no supo qué hacer con sus dos personajes masculinos, las acciones o consecuencias de estas, nos la exponen como calzador, una tras de otra; mientras que el trabajo de ambas actrices en este momento, me gustó más, los matices que tuvieron me movieron más, su mancuerna, Naliea y Jesusa fueron más convincentes, en cómo se movían e interpretaban su discurso.

Tenía muchas ganas de ver "Carne", que cuando lo hice mi mente sólo decía que si no la hubiera observado no hubiera pasado nada, que tal vez me la hubiera ahorrado, no es un trabajo que me haya encantado, posee grandes detalles y aspectos interesantes, pero en general, no me sentí atrapado por ese discurso casi "sanguinario".

"Te va a gustar... es un gran pecado"

CARNE

Dramaturgia: Reynolds Robledo

Dirección: Enrique Singer

Diseño de Escenografía: Erica Krayer

Diseño de Vestuario: Jerildy Bosch

Diseño de Iluminación: Daniel Primo

Elenco: Nailea Norvind, Hernán Mendoza, Adrián Ladrón y Jesusa Ochoa.