¿Qué tan dulce es un 'Algodón de Azúcar'?

Se podría pensar que cuando nos remitimos a esa golosina tan tradicional mexicana que siempre está en las ferias de pueblo o de cualquier ciudad en nuestro país, nos remitiría a alegría, diversión, gozo, convivencia familiar, pero, cuando ves el póster publicitario de la obra de teatro "Algodón de Azúcar" y sobre todo cuando arranca la obra, sospechas que la historia no va por ahí, el rosa del dulce contrasta con la ambientación lúgubre que nos presentan.

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Y lo han mostrado durante dos cortísimas temporadas y lo digo así, porque fue una osadía encontrar un boleto para la penúltima función en el Teatro de las Artes, y eso que desde que estuvo en el Centro Cultural Universitario moría por verla, porque me atrajo desde el primer momento que la vi posteada en alguna red social, pero por fin la pude "disfrutar".

No sé si esta sea el verbo correcto para calificar mi sensación al salir del recinto cultural porque tuve una confrontación con mi niño interior, ese ser que sigue viviendo en mí y que ahora, como persona mayor es más complicado comunicarme con él, cuando debería ser lo contrario, el diálogo tendría que ser más orgánico porque finalmente es la semillita que  determinó, de alguna manera en cómo nos enfrentamos ante la vida.

Y sin duda, la obra escrita y dirigida por Gabriela Ochoa, es un reflejo de la aceptación de lo anterior, es una puesta en escena que nos invita a viajar a la niñez y lo vemos reflejado en un recorrido que lleva a Magenta, el protagonista, a desbloquear memorias enterradas, a despertar recuerdos de su infancia que lo marcaron.

Desde los primeros minutos cuando observas al personaje de Alejandro Morales, perdido, en medio de la tormenta, sin saber qué hacer para llegar a una celebración, le aparecen tres payasos que lo invitan a ingresar a los juegos; sabes que no será tan dulce o placentero como algunos podrían pensar.

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Y aquí justamente tengo que remarcar el trabajo tan minucioso y exacto que tiene el actor, su forma de invitarnos a "su vida", de recordar con silencios, con gritos, con su mirada, con su expresión corporal lo que él sufrió, que junto con las nos van envolviendo en un carrusel que, al principio queríamos subir, pero al último fue difícil bajar y sobre todo, de la misma forma, en que ingresamos a él.

Por esto el juego que posee con los personajes obscuros de Romina Coccio, Carolina Garibay, Miguel Romero es muy importante, ellos lo confrontan, le susurran, le recuerdan sucesos, lo imitan; la sensación que tuve hacia este trío fue muy extraña porque me gustaron, el desenvolvimiento, la forma de moverse, de comunicarse con el público y entendía el fin de sus acciones, pero, qué fuerte lo que ellos realizan para que se vea la luz o la tranquilidad de la vida de Magenta.

La puesta en escena sí utiliza un humor muy especial, la farsa, hay contados momentos que me reí, pero fuera de ahí, los momentos se vuelven tenebrosos, te preocupan, te atemorizan porque se va mostrando la pesadillas más enterrada que tuvo el personaje de Morales en sus primeros años de vida.

Otro punto más que importante fue la escenografía, y no podía ser más que de Félix Arroyo, las sorpresas que te van arrojando en cada escena, la manera de envolverte a esa historia tiene que ver mucho por sus creaciones, desde aquella iluminación que ves cuando ingresas al recinto hasta la parte final que es una belleza, sin dejar a un lado en cómo se van "desdoblando" esas puertas para llevarnos por un juego intenso de introspección, y no sólo para el protagonista, incluso a nosotros mismos.

Por otro lado, siento que el recinto está muy desaprovechado, y no lo digo en forma despectiva, me da gusto que se haya elegido uno más grande que el Foro Sor Juana y eso entre comillas porque al público nos suben en el escenario, por lo que todas las butacas no son ocupadas, y entiendo la dinámica de la obra, la cercanía y lo que podría conllevar esto, lo importante que era tener un semi círculo. Ojalá para la tercera temporada hubiera otro lugar que acogiera de manera más orgánica esta experiencia teatral.


“Jugaremos en el bosque mientras el lobo no está...”


ALGODÓN DE AZÚCAR 

Teatro de las Artes 

Dramaturgia: Gabriela Ochoa 

Dirección: Gabriela Ochoa 

Reparto: Alejandro Morales, Romina Coccio, Carolina Garibay, Miguel Romero, Francisco Mena.