El Padre (Teatro)

Siempre, siempre voy a preferir el teatro sobre cualquier otro espectáculo, en especial, sobre el llamado séptimo arte, y lo menciono porque acabo de ver la puesta en escena "El Padre", historia que en el cine ya se había realizado en el 2020 y protagonizado por Anthony Hopkins, detalle que yo desconocía y fue mejor porque no me contaminé de lo que hubiera sido esta experiencia escénica que no me dejó parpadear.

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Y lo digo de esta manera porque la sensación que te brinda este show teatral es muy fuerte, que no se iguala por el cine, y no quisiera comparar, pero lo que te van mostrando en el Teatro Fernando Soleres un juego muy interesante, que sube poco a poco de nivel, de complejidad, que hacen que tengas conciencia de lo que sucede a tu alrededor.

Y no sólo por lo que dicen cada uno de los actores, gracias a lo contundente que es el autor, la magia que se produce, las fibras que te van mostrando, sobre todo, los personajes principales; es una historia que te desgarra, que te asombra, te desubica, te hace polvo, te reconstruye, escena tras escena.

Y esto no podría llevarse a cabo sin las interpretaciones de cada uno del cast, pero sobre todo, aplaudo el trabajo minucioso de Luis de Tavira, dejarnos tocar su piel, observar ese ser que posee cambios de la noche a la mañana, tratar de entender su mente, lo que él está viviendo, respirando, oliendo, recordando, te conmueve, te hiere y te humaniza.

Porque en efecto, la historia del dramaturgo francés Florian Zeller nos adentra de lo que significa la pérdida de la realidad debido a la vejez, el drama del Alzheimer, pero no sólo visto desde quien la padece, la estructura de su mente, sino lo que ocurre a su alrededor, las decisiones familiares, las implicaciones sociales, la presión de los doctores. 

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Y no sólo de Tavira realiza una labor minuciosa en su creación, también Fernanda Castillo quien interpreta a su hija y lo hace de una manera desgarradora, te pones en sus zapatos, escuchas su tono de voz, los gestos, la manera de dirigirse a él, poner en equilibrio- o tratar de hacerlo-  sus decisiones personales con el bienestar de su progenitor. Sin duda, una mancuerna de actuación muy interesante.

Siento que un personaje más de esta historia dirigida por Angélica Rogel es la escenografía creada por Jorge Ballina, ¡qué magia posee!, nos lleva por diferentes lugares, nos da muchas perspectivas, cambia de elementos y se construye otra atmósfera, podrá parecer tan fácil pero, con ayuda de la iluminación y las sombras, hacen que el espectáculo tome un camino interesante.

Al terminar la obra, salí tumbado con los ojos llorosos, recordando algunas experiencias cercanas que he tenido, es demoledor lo que una historia así te puede penetrar; y además, hizo que fuera a Netflix a ver el filme, y honestamente, no le pide nada, la forma de manejar la puesta en escena es muy favorecedora y más poderosa.

También, tengo que decir, que ha sido una de las funciones de teatro que más ruido he escuchado, percibir las decenas de bolsas de celofán y celulares, qué horror, hasta a mí me dio pena con los intérpretes, porque había veces que inundaban esos estruendos por toda la sala. Y sigo sin entender que aún haya personas que no puedan apagar sus aparatos o "abstenecerse" de comer lo que venden en la dulcería, y lo peor de todo, es que desde la entrada te dicen que sí se puede ingerir alimentos dentro de la sala. #¡Nomamar!

"¿Quién soy yo, entonces?"


EL PADRE 
Teatro Fernando Soler 
Dramaturgia: Florian Zeller 
Dirección: Angélica Rogel 
Reparto: Luis de Tavira, Fernanda Castillo, Pedro de Tavira, Emma Dib, Ana Sofía Gatica y Alfredo Gatica.