'Carol en el Fin del Mundo'

Yo no estoy acostumbrado a ver series animadas, realmente he disfrutado muy pocas -de las que me acuerdo, "Daria" y "Q-Force"-, y "Carol en el Fin del Mundo" no estaba en mi lista de pendientes de Netflix, hasta que observé el tráiler, descubrí la historia, me llamó la atención y es por eso que decidí darle una oportunidad a esta narrativa apocalíptica, cruda, triste, con toques de humor negro y reflexiva. 

En el primer capítulo, vemos el famoso zapping mostrándonos lo que están viviendo todos los "humanos" porque la Tierra está sufriendo su última etapa, faltan escasos meses para que un planeta desconocido la impacte y termine con ella, amenazando, también, a Carol, una mujer de mediana edad que se encuentra intentando darle sentido a su existir, de "vivir una vida normal".

Y es aquí donde nos muestran lo que piensa, lo que siente, pero, no lo que quiere y mucho menos, lo que necesita, sobre todo porque es la antítesis de su entorno, la sociedad que ha decidido darse una oportunidad para disfrutar sus últimos respiros al máximo: haciendo fiestas todo el tiempo, teniendo relaciones sexuales, vistiéndose como a ellos les gusta, sin importarles el qué dirán, destrozando establecimientos, gritando por la calle, viajando, etc.

Y ni se diga de sus relaciones más cercanas: su hermana que se dedica compulsivamente a tirarse en paracaídas en distintos lugares del mundo y grabar todo; la única amiga que tiene sólo habla de su viaje al Tibet y de su transformación espiritual; y sus padres que han formado un trío poliamoroso con el enfermero que los atiende y a parte, y lo mejor de todo, son nudistas.

Porque sí, a lo largo de los 10 capítulos que posee este audiovisual, observamos algunos desnudos, percibimos escenas, digamos, "más íntimas", pero también podemos confirmar que tratan el nudismo como lo que es, como una forma de vivir, una manera de expresarse, aquí, en la primera escena donde aparecen los padres de la protagonista los observamos sin ropa recibiendo en su casa a su hija.

Así es, dicen que lo que no se muestra, no existe; que de lo que no se habla, no vive; que de lo que no aparece, se olvida; y afortunadamente en esta serie recién estrenada por la famosa plataforma creada por Dan Guterman, visualizan a una mujer y a un hombre (de tercera edad) teniendo un estilo de vida sin textiles y eso se me hizo un gran acierto.

Y me llamó la atención porque más allá de satanizar el tema, de mostrarlo como una burla, lo abordan con una gran libertad, respetuosa, desde el primer instante que vemos la interacción filial, y lo importante, además, es coherente a lo largo de tantos minutos durante la serie, porque no los observamos más con prendas y eso, ayuda a entender a los personajes.

Además de ellos, hay una escena, lo tengo que compartir, que aparece un señor tomando el sol y como si nada se quita el traje de baño, disfrutando de su cuerpo, de la playa, del momento, muy en contraste con la personaje con quien le dirige algunas palabras, y es que finalmente el nudismo -y quitarte los textiles- es así de simple o debería ser así.

En este viaje de autodescubrimiento, Carol se mete a trabajar a un espacio Godínez, y es donde observamos todas las señales de estar en un empresa que sólo ven un número más a sus trabajadores, donde no les interesa quién eres ni cómo te llames, simplemente que hagas tu trabajo y te desvivas por dar los resultados, observamos la poca interacción que hay y el psique de quienes están de sol a sol desviviéndose por estar, ahí.

Y sí, en varias situaciones me vi en pantalla, recordé cuando trabajaba en la Sección Amarilla, también cuando decidí ser quién verdaderamente soy, vestirme como me nacía, de tratar de disfrutar mis momentos como se me antojen, y en espacial, mi asignatura palpitante, es esta lucha de saber qué es lo que realmente quiero y necesito, hoy.

Dejando a un lado las formas y tonos de los personajes, hay algo que tengo que criticar: el somnífero capítulo 9, que si se lo pueden ahorrar, estaría mejor, siento que lo metieron como calzador, no ayuda, no propone absolutamente nada y al contrario, te presiona tanto para que le adelantes y logres ver el capítulo final.

Esta serie no es para todos los "ojos", sin duda, puede herir muchas susceptibilidades, sobre todo para quien aún no ve que el mundo está cambiando, que existen diferente tipo de relaciones humanas, para quienes viven en su burbuja aún después de la pandemia, quienes no reflexionaron acerca de lo que el virus nos puede hacer y lo que nosotros podemos hacer (o no) como humanidad.