Imagínate que -de repente- llega a tus bolsillos, a tus manos, una substancia que te da la "oportunidad" de rejuvenecerte, de darte algunos días para que "disfrutes" el tiempo con menos edad, canas, arrugas, efectos naturales del ser humano y todos los detalles que te han ido marcando a lo largo de tu vida, ¿te la tomarías? Claro, teniendo en cuenta que todo tiene sus reglas, sus "letras chiquitas".
Y es que esta es la premisa, de alguna manera del filme protagonizado por Demi Moore, empecé a escuchar de "La Sustancia" poco a poco, me llamó la atención lo que se hablaba de ella, los buenos comentarios que tenía y decidí hacerlo, conocer qué sorpresa contenía el largometraje de Coralie Fargeat y vaya que lo hizo.
Terminándola de ver me quedé shockeado, sin palabras y quizá, también, triste, por lo que el ser humano le puede hacer a su cuerpo gracias a las presiones sociales que venimos arrastrando durante décadas, de la superficialidad que hemos consumido durante años y la no autoaceptación de lo más importante que tenemos.
Desde los primeros minutos agradeces la propuesta de la fotografía, los primeros segundos hay un manejo de ángulos, colores, texturas, movimientos que te aportan al desarrollo de la historia y conforme va transcurriendo, confirmas que los close ups y detalles que hacen -en especial- a las partes del cuerpo y la forma de mostrarnos esos espacios tan abiertos, tienen un porqué y un para qué.
Al comenzar, observas a una estrella, la más querida, la más popular, y como todo en esta vida todo lo que sube, tiene que bajar, y del cuerpo de Elisabeth (Moore) surge su réplica de ella hace 30 años, a la que decide llamar Sue (Margaret Qually), pero, cada una de la versiones deben alternarse con su opuesta, cada semana, sino las consecuencias podrían ser fatídicas.
El desarrollo me hizo pensar acerca de lo que hemos sido como sociedad, en diversos ángulos, desde lo social, lo cultural, lo económico hasta lo personal, que al final es lo más importante, porque los demonios que nos han metido y han creado en relación con lo que "debería" ser nuestro cuerpo son mal fundados.
Y no sólo pone en la mesa temas como el edadismo, el autoestima, la comparación eterna con el otro, la felicidad superflua, sino lo que han contribuido los medios de comunicación para que se crean perfiles estereotipados y el consumismo disfrazado de la eterna juventud, sí, esa que te da la "alegría".
Hay varias escenas súper poderosas: desde la manera de conducir su programa, haciendo aerobics; cuando se "enfrenta a sí misma"; cuando observamos el efecto del líquido verde; o los segundos que la checamos "saliendo" a la calle con ese atuendo amarillo y llegando a aquel lugar de su destino; por mencionar algunas.
Hablando de las actuaciones, es la primera vez que veo a Demi Moore de una manera tan exacta, tan íntima, con un personaje lleno de tristeza e insatisfacción que traspasa la pantalla, un trabajo que merece elogios; al igual que sus compañeros Dennis Quaid y Qually, quienes estan increíbles en su tono, en su rol, en sus miradas, para que esta historia de horror corporal, logre se cometido.
Los últimos quince minutos son los peores, entiendo que es una salpicada de hartazgo, de fastidio, de "esto es lo que soy y me vale", pero, me hubiera gustado que hubiese sido un final mucho más íntimo, más poderoso, no siento que tantos litros de sangre casi salpicándonos aporten mucho al producto audiovisual.
"Te odio hasta los huesos"